El Málaga CF, una vez atado el centrocampista argentino Pablo Pérez, que firmará un contrato por lo que resta del presente curso y otras tres temporadas más, sigue muy atento al mercado, aunque dada su complicada situación económica no realizará nuevos movimientos salvo que haya alguna novedad respecto a la salida Carlos Kameni. El club de Martiricos y el cancerbero camerunés viven una tensa relación. El Málaga quiere desprenderse de él a toda costa y el jugador necesita marcharse para tener protagonismo y minutos, y así acudir al Mundial de Brasil con su selección. Sin embargo, el acuerdo está lejos y no existe entendimiento.

El Málaga no puede asumir la ficha de Kameni, que ronda los dos millones de euros. El exportero del Espanyol tiene además un contrato por lo que resta de temporada y otras dos más, todas garantizadas. Un compromiso suscrito en la época de bonanza y cuando la chequera del jeque Al-Thani estaba dispuesta a asumir este tipo de dispendios. Ahora, en plena económica de restricciones, el conjunto blanquiazul no puede hacer frente a su contrato, y a Kameni, guardameta suplente de Willy Caballero, ya se le ha hecho saber esta situación.

El propio Kameni es el principal interesado en salir para contar con minutos, algo que no tiene en el Málaga. El problema es que el jugador se aferra a su estupendo contrato y no quiere perder lo que es suyo. Sus emolumentos en un compromiso por este curso y otros dos más están totalmente fuera de mercado y no hay ningún club -salvo los grandes- capaces de asumirlo. Hay varios equipos que se han puesto en contacto con él y con el Málaga. El más interesado ha sido el Betis, pero los sevillanos no pueden costear ni la cuarta parte de su ficha.

Dada la situación, el Málaga le ha hecho ver a Kameni la necesidad de llegar a un acuerdo para marcharse de la entidad, algo que al portero no le sale rentable en el plano económico. El club prefiere un compromiso para romper el contrato «galáctico» a que se marche cedido y que el problema vuelva de nuevo en verano.

Pero no hay fórmulas magistrales y Kameni tiene la sartén por el mango, ya que el contrato está suscrito y le ampara durante los dos próximos años y medio. El Málaga apenas puede jugar la baza de su deseo mundialista. Porque al club le interesa muchísimo liberar masa salarial para acometer los próximos movimientos. El primero es el de Pablo Pérez, que tiene un coste de un millón de euros, del que la mitad debe ser abonado en las próximas semanas a Newell’s Old Boys, equipo argentino de Rosario.

Demichelis, solucionado

A ese medio millón, el Málaga debe sumar casi otro medio más. En concreto, 400.000 euros, que es la cifra que Martín Demichelis reclama en la denuncia interpuesta en su día por sus abogados. El Málaga ya ha ordenado el abono de esa cifra y la transferencia debe llegar a Demichelis en los dos próximos días. De esta forma, el club ya se asegura la posibilidad de inscribir a futbolistas en el mercado invernal, abierto recientemente. Con el dinero invertido en estos dos casos, más la ficha del centrocampista Pablo Pérez, el Málaga ya tiene prácticamente cubierto el montante reservado para realizar reajustes en la plantilla en el mercado invernal. De esta forma, el club necesita liberarse de ataduras y de costes ya asumidos, como el contrato millonario de Kameni.

La idea que existe ahora en la cúpula del club es que salvo que Kameni se marche y libere un buen pellizco no se realizará ninguna nueva contratación. Sólo queda la opción remota de que algún «grande» ceda a coste cero a algún futbolista, y el Málaga apenas tenga que realizar inversión. Un caso que rara vez ocurre. Pero esto es fútbol, siempre cambiante. Schuster tiene pensado volver a contar con El Hamdaoui, que vuelve a estar en su peso y que podría entrar en la convocatoria de este fin de semana. Quizá la siguiente.

Pequeños y costosos fichajes

El Málaga ha cambiado su política de fichajes, pero ha seguido pagando por traer a futbolistas hasta Martiricos. Pequeñas sumas que hacen un total considerable para tratarse de un equipo metido de lleno en una política de gastos contenidos. El club tuvo que pagar este verano para quedarse en propiedad con Antunes (1,3 millones de euros al Paços de Ferreira) y también por Flavio Ferreira (500.000 euros más un 20% de la plusvalía de un futuro traspaso para el Académica Coimbra). Luego llegaron, también pasando por caja, el marfileño Bobley Anderson, por quien el Málaga se gastó un «kilo» Casablanca. Otros 400.000 euros costó la operación del panemeño Chen. Bartlomiej Pawlowski vino cedido, aunque el Málaga tuvo que abonar al Widzew Lodz un total de 200.000 euros, con una opción de compra de 700.000 al término de este curso 2014, más 250.000 adicionales si marca una decena de goles de blanquiazul.