Hay maneras y maneras de perder, y el Málaga eligió ayer la más honrosa de todas las posibles para hacerlo. Hoy la derrota que el conjunto blanquiazul sufrió a manos del Real Madrid y de sus deslumbrantes estrellas no debe esconder el orgullo que el malaguismo sintió por su equipo durante los largos noventa minutos de juego. Este Málaga mermado por las bajas de tres de sus estrellas, luchando contra el pésimo arbitraje de Vicandi Garrido, peleando contra el glamour blanco y batiéndose en duelo contra la lógica y el raciocinio puso sobre el tapete verde de Martiricos todos los valores por los que un buen hincha debería sentirse orgulloso de su equipo.

Los goles del partido

Pese a la más que evidente diferencia entre los dos conjuntos, los de Gracia se vaciaron en el esfuerzo físico, tuvieron la fe necesaria para luchar cada balón y fueron a la verdad como si fueran guerreros que acuden a la batalla. El resultado final, sin embargo, no pudo premiar todos esos esfuerzos blanquiazules pero al menos encontrarán su recompensa en estas líneas, encumbrando a cada uno de sus actores y elogiando su puesta en escena.

De sobra era conocida la difícil empresa a la que se enfrentaba este Málaga. Muchos pensaron ayer que con Amrabat en el campo junto a Camacho y Juanmi, el partido habría sido otro. Posiblemente sí, pero no por ello hay que restar menos protagonismo a los que sí estuvieron y que pusieron contra las cuerdas al Real Madrid, a todo un campeón de Europa. Porque anoche, el equipo de Carlo Ancelotti, el conjunto que sumó su decimosexta victoria consecutiva, se marchó de Martiricos con el susto en el cuerpo y casi pidiendo la hora.

Cristiano no hizo de Cristiano como suele acostumbrar, y eso tiene mucho que decir de este Málaga y de su zaga. Sin embargo, los otros dos actores secundarios sí hicieron su papel. Primero fue Benzema en una acción más que discutible por un agarrón a Weligton en la disputa de la posición justo en el momento de fusilar a Kameni al cuarto de hora de partido. Luego pasó mucho tiempo y mucha película para que Bale pusiera la puntilla en otra acción de vértigo. Dos chispazos que decantaron la balanza final.

De tú a tú

Entre medias, el Málaga de Javi Gracia fue como una hormiguita. Fue ganando terreno poco a poco hasta casi obligar a los blancos -ayer de negro- a encerrarse en su campo y buscar contras rápidas. Vamos, como años atrás, alejados de su excelencia futbolística. Ahí también tuvo mucho que ver Gracia y su equipo, que derrocharon coraje para amedrentar al líder de Primera. Casillas tuvo trabajo, casi tanto como Kameni. Lo que refrenda el partido vivo y vistoso que se pudo presenciar en Martiricos. No fue un monólogo. No hubo pasillo ni alfombra roja. Ayer el Madrid tuvo que bajar al barro para ganar el duelo ante los valientes blanquiazules. La lógica se impuso, pero el Málaga se aferró a su convicción para cuestionar el resultado final.

El gol de Bale

Pudo ser la suerte bien diferente si el disparo de Darder se hubiera colado bajo las piernas de Casillas, o si la falta de Duda hubiera bajado unos centímetros para regatear al larguero. O si la testa de Santa Cruz hubiese sido más certera. O si el disparo de Samu raso no hubiese sido repelido con éxito por Casillas, al igual que la falta botada por Juanpi. Sí, el Málaga gozó de numerosas y de grandiosas ocasiones, pero la diferencia, en este sentido, lo ponen los euros. Y de eso el Madrid tiene un buen puñado.

En el bando malaguista, Kameni se erigió como la figura, pese a que encajó dos goles. El felino malaguista creció en cada acción que lo ponían a prueba hasta hacerse un auténtico titán, sobre todo en una parada a Cristiano a bocajarro tras fallo de toda la zaga. Él sostuvo el equipo en los momentos más difíciles. Fue el general de la tropa en la batalla por la supervivencia.

Pero tras mucho pelear y tras quedarse con uno menos por la expulsión de Isco por doble amonestación, el Madrid cerró el partido a cinco minutos de la conclusión. Poco después, Santa Cruz ponía fin a su ansiedad con Casillas al marcarle el 1-2. Y gracias a ello, el gol del paraguayo invitó a soñar durante unos efímeros segundos con hacer la machada, con igualar en el marcador lo mismo que se había visto sobre el césped. Pero no pudo ser y el colegiado señaló el final casi con miedo a cualquier «accidente».

Con la derrota de ayer, el Málaga cierra el Tourmalet de la Liga sin puntuar, pero con magníficas sensaciones. Este equipo tiene duende y mucho sacrificio. Veremos...