Un entrenador puede preparar con celo un partido, cambiar el lugar habitual de entrenamiento por otro con mayores dimensiones para adecuarse al tamaño del Santiago Bernabéu o cerrar los entrenamientos a curiosos para ensayar la estrategia con mimo. Pero si a las primeras de cambio una errónea decisión arbitral te deja con la cara partida, todas esas cosas sirven más bien de poco.

Eso mismo debió pensar Javi Gracia a los 24 minutos del partido contra el Real Madrid, cuando el asistente de Vicandi Garrido miró para otro lado ante un claro fuera de juego de Sergio Ramos que acabó con gol del sevillano, el 1-0 que sirvió a los blancos para abrir un partido que dominaba el Málaga y que fue clave en el 3-1 final. Porque nadar a contracorriente en Chamartín es misión más que complicada y pese al esfuerzo costasoleño, primero Vicandi y después James y Cristiano, hicieron añicos las ilusiones puestas tras recortar distancias Juanmi en la segunda mitad.

Resulmen y goles del partido

Pero hay que detenerse en la «momento de los hechos», en el dichoso fuera de juego que era y no se señaló. En Martiricos ya escama lo fino que hilan los del banderín a la hora de señalar posición ilegal del rival contra el Málaga. Hace siete días sucedió algo similar con Griezmann ante el Atlético en La Rosaleda. El francés, al igual que Ramos, estaba en posición más que dudosa. Son jugadas tan rápidas que ante el ojo humano lo normal es levantar el banderín. Pero lo normal, ante el Málaga, se vuelve anormal.

Y es que, aunque suene a llanto o pataleta, el rival, el estadio y un árbitro principiante en Primera como Vicandi -muy promocionado por su paisano Villar y la Federación- influyen ante este tipo de situaciones.

Aunque la pizarra del Málaga tampoco debe marcharse de rositas pese al fallo del asistente. Ramos remató a puerta completamente solo y descolgado en el segundo palo. Un lunar en la estrategia porque el conjunto de Gracia había defendido cada jugada a balón parado de manual, antes y después del tanto de Ramos.

Antes de eso, el equipo blanquiazul plantó cara al todopoderoso equipo blanco. Amrabat fue de más a menos y Darder tuvo el empate en sus botas, pero la portería se le hizo pequeña o Casillas muy grande cuando tenía todo para enmudecer el coliseo merengue.

No se arrugó el Málaga. Tras el mazazo del gol fue creciendo más y más y el Real Madrid se asustó. O lo amedrentó el Málaga. Los blancos tuvieron que reponerse de las lesiones de Bale y Modric, que hicieron que el resto pensara más en la vuelta de Champions ante el Atlético y el Málaga trató de aprovecharlo.

Dispuso de buenas ocasiones tras la reanudación, como un disparo de Amrabat pegado al palo o una jugada ensayada desde el córner que acabó con un tiro de Boka. Pero cuando mejor estaba el Málaga, James aumentó la renta local con un zurdazo desde la frontal ante el que Kameni pudo hacer más.

Dos minutos antes, el mismo James se metió en el área de Kameni buscando el penalti y lo encontró. Samu Castillejo cayó en la trampa del colombiano, metió la pierna y le derribó, aunque Cristiano perdonó desde los 11 metros.

El partido parecía visto para sentencia, el público se frotaba las manos ante una inminente goleada pero el Málaga no bajó los brazos. Los de Gracia siguieron a lo suyo, ordenados, presionando en la medular y saliendo a la contra como puñales. Así llegó el tanto de Juanmi. Un robo en la línea de tres cuartos madridista permitió que Rosales metiera un centro medido a la cabeza del «Pichichi» malaguista, que batió a Casillas con suma facilidad. Octavo gol en Liga del canterano que suma y sigue.

El tanto del Málaga arrugó al gigante, que se aculó y comenzó a ver como el partido se complicaba. El Málaga olió sangre y se fue a por el duelo con más corazón que cabeza y al Bernabéu le entraron los nervios. Con el Málaga volcado y ya sin fuelle, llegó el tanto de la sentencia de Cristiano para un 3-1 engañoso que bien pudo ser un 2-2.

El Málaga sigue sin ganar en Chamartín. La maldición continúa pero jugando así, pocos peros se pueden poner. Toca resetear, cargar pilas y regresar a la «liga de los mortales» el domingo a las 12 horas ante el Deportivo. La séptima plaza es el objetivo y hay que defenderla con uñas, goles y dientes.