La familia Al-Thani no vende. Ésa es la principal conclusión que deparó ayer la reunión celebrada en la casa del jeque, aquí en Málaga. Cumbre en la que participaron Nasser Al-Thani, vicepresidente e hijo del propietario blanquiazul; junto a Daniel Pastor y José Antonio Moreno, auditores concursales de la entidad.

Una cumbre que puede marcar el devenir inmediato de un club en el alambre económico y con una necesidad de inyección de capital tan sorprendente -hace pocos meses la viabilidad del club parecía clara, según los mandatarios blanquiazules- a la par de vital.

A las 12.00 del mediodía, Daniel Pastor, auditor del Málaga CF y su asociado José Antonio Moreno, llegaron al domicilio Al-Thani situado en una urbanización en la zona Este de la capital, una zona residencial tranquila que ayer vivió dos horas muy movidas.

Nasser Al-Thani recibió a los auditores, que durante dos horas le expusieron la precaria situación económica del club y le detallaron su plan de viabilidad, además de las ofertas de compra llegadas al club que podrían resultar beneficiosas para el futuro de la entidad.

Mientras que la reunión se celebraba, el primogénito de Al-Thani se mostró nervioso y tanto él como miembros de su séquito se asomaron por la inmensa terraza para ver a los pocos periodistas que allí se congregaron.

Cada coche particular o cada taxi que por aquella recóndita calle pasaba era motivo de nerviosismo, ya que se esperaba que en cualquier momento apareciera en la reunión algún otro miembro de la directiva del Málaga o incluso algún representante del consorcio chino que explicara su oferta a Nasser de primera mano.

Pero fue Joaquín Jofre, abogado del club, el que hizo acto de presencia. El letrado dejó documentación importante del club y se marchó a las oficinas de La Rosaleda tras algo más de 20 minutos en el domicilio de la familia Al-Thani.

Después de Jofre, ni un movimiento más en el interior de la casa, donde se cocía a fuego lento el futuro del Málaga. Sólo algún vecino, muy amable, salió para ofrecer agua a los periodistas, mientras la cumbre se sucedía tras las inmensas paredes de la mansión Al-Thani.

Pastor y su asociado trataron de hacer entender a Nasser la necesidad de dar un giro drástico en la gestión del club por parte de los Al-Thani. El Málaga, al parecer, no puede autofinanciarse sin vender jugadores, la deuda con los acreedores asfixia a la entidad y la situación en pocos días podía tornar a crítica si no se tomaban cartas en el asunto. En la sombra ya flotaba la oscuridad de un pasado malaguista bajo el yugo de un nuevo proceso concursal, un periodo del club muy duro y del que el malaguismo no quiere volver a hablar.

¿Ha causado efecto la exposición cruda y desalentadora del rumbo económico del Málaga en Nasser Al-Thani? De primeras parece ser que sí, pero la realidad y la experiencia avisan que con los mensajes de los propietarios del Málaga hay que ser muy cautos.

Lo cierto es que el jeque se enroca y ahora no quiere vender lo que es suyo, normal; aunque sí ha accedido, a través de su hijo, a escuchar ofertas y esperar que llegue alguna que le haga especialmente tilín. No han sido, de momento, la de los chinos ni la del grupo anglo-americano que se le presentó ayer.

A día de hoy, 10 de junio, el discurso del jeque, en boca de su hijo Nasser, es que no vende, que han aprendido la lección y que vuelven con más fuerza para invertir, saldar la deuda de la entidad poco a poco y mantener al equipo en el estatus deportivo en el que hoy se encuentra.

Así se lo comunicó Nasser a Pastor durante la reunión en tono entusiasta, propio de la edad -24 años- y con ganas de reflotar al Málaga. Pero de las palabras a los hechos hay un trecho, y la familia Al-Thani está gastando ese crédito ilimitado que tenía entre la familia malaguista.

El mensaje del jeque parece alentador, pero la marea blanquiazul se lo toma con mucha cautela y expectación. Nasser quiere abrir el club y acercarlo aún más al aficionado. Sus ideas son loables y han sorprendido al propio Pastor por su positivismo y ganas de trabajar por el proyecto blanquiazul.

Las intenciones están ahí, pero en la planta noble de La Rosaleda son escépticos y consideraban la venta al consorcio chino la mejor salida posible para el club, que antes de final de junio tiene que afrontar un pago cercano a los 15 millones de euros referentes a fichas de jugadores, además de otras cantidades en concepto de deuda con acreedores.

Los Al-Thani tienen 20 días para cumplir sus promesas; si no, los directivos blanquiazules ya manejan ofertas para vender jugadores, que serían hasta tres si no se produce inversión de la propiedad.