El Málaga y el malaguismo deberían estar hoy celebrando el primer triunfo de la temporada, los primeros tres puntos en el casillero y el primer liderato, aunque fuera testimonial. Lo mereció, lo peleó y hasta lo tuvo en sus manos. Pero en unas ocasiones -las que más- la falta de puntería y en otras el árbitro, privaron al conjunto blanquiazul de celebrar, puede que con Cartojal inclusive y en el Real de la Feria, el primer triunfo del curso 2015/16.

Peleó el Málaga sin complejos. Tuteó e incluso supero al Sevilla, al vigente campeón de la Liga Europa, al flamante equipo de Champions, y al que recogió parabienes hace una semana y media en la Supercopa de Europa. Pero el equipo de Gracia se vio salpicado por una acción polémica que Álvarez Izquierdo no acertó a señalar. Lo que viene siendo el primer robo de la temporada, porque cuando Charles envió el balón a la red era el minuto 88, sin capacidad para la reacción.

Un escenario posiblemente auspiciado por la expulsión de N´Zonzi, que se fue a la caseta en el minuto 68 tras ver la segunda amarilla. Pero hasta entonces el Málaga había sido mejor, se había sobrepuesto a un buen arranque sevillista con Gameiro fallando lo imposible para un delantero de su calidad, e imponiendo su ritmo y su juego a base de tesón y trabajo.

Había muchas dudas de si este Málaga estaba preparado para competir tras un largo verano de curro, con tournée por medio mundo incluida. Los rivales no habían sido serios, o al menos equiparables al nivel de la Liga española. Pero las dos últimas semanas han servido para poner al equipo a punto, pese a las críticas que había suscitado no jugar desde el pasado 8 de agosto. El Málaga dio la talla, compitió incluso por encima del nivel que se le presupone a un conjunto que acaba de arrancar la temporada, y acarició el triunfo antes de que se le escapara de entre las manos.

Es cierto que fue de menos a más, pero este equipo tiene mimbres y Gracia vuelve a sacarle partido, para deleite y tranquilidad de la afición malaguista. Y es que más allá del resultado, más allá de si el gol de Charles fue o no legal -las imágenes televisivas así lo demuestran-, la afición dio ayer un gran suspiro de alivio. Todos los vaivenes del verano, la salida de los canteranos, los fichajes de jugadores que no conocen la Liga o el desconcierto vivido en junio habían guardado cierto género de dudas de cómo andaría el proyecto, cómo echaría a rodar un casi nuevo Málaga. Y las sensaciones son sumamente positivas. Se le perdió el respeto -deportivamente- al Sevilla y a punto estuvo de ganar el derbi.

Gracia apostó de inicio con dos delanteros y salió a pecho descubierto a por el Sevilla. Emery también anunció su declaración de intenciones con su arsenal, lo que auguraba un bonito duelo en las áreas. Sin embargo, fue lo único que no se movió. Atacaron unos y otros, gozaron de grandes ocasiones e hicieron currar de lo lindo a los porteros, pero no acertaron a meterla entre las redes.

Empezó asustando el Sevilla, con Gameiro moviéndose con soltura, aunque fallando tres claras ocasiones. Ahí fue el Sevilla merecedor de ir por delante, pero a mitad de la primera parte, el Málaga cambió su rol. Pasó de pasivo a activo. Tras los nervios del estreno, comenzó a carburar.

Y entre idas y venidas de unos y otros -el centro del campo de ambos parecía no existir-, el Málaga le dio la vuelta al partido como si fuera un calcetín.

La movilidad de Amrabat y Horta, la brega de Charles y el oportunismo de Cop empujaron al Sevilla hacia su portería. Claras ocasiones que tuvieron su punto álgido en el 32´, cuando el delantero croata reclamó un penalti aparentemente claro en el momento que se disponía a marcar.

Al descanso, el cerocerismo era un expediente ´X´ a tenor de las ocasiones que se acumulaban.

Salió el Málaga con el mismo ritmo de vestuarios, olió sangre del Sevilla y fue a por él. El cansancio se hacía notar en los hispalenses, que en las segundas jugadas siempre llegaban tarde. Y el Málaga apretó. Boka comenzó a crecer, Darder a soltarse y Amrabat a amasar bola. Las ocasiones se caían de las manos y comenzaron a ser un acoso justo cuando N´Zonzi se fue a la caseta por expulsión.

Ahí el Málaga ya no quería hacer rehenes, pero el problema seguía siendo el mismo que el curso pasado: el gol. Lo intentaron Amrabat, Juankar y hasta Charles incluso de tacón, pero no hubo manera. Puede que fuera cuestión de suerte o de ansiedad, pero ayer el Málaga no fue el de este verano. Queda ver si a ese factor, que volverá a ser desequilibrante para bien y para mal, le pone remedio cuanto antes Javi Gracia o la directiva, con un fichaje de un ariete. Tiempo para ambas cosas lo hay. Habrá que esperar.