Agorafobia: se dice del miedo a salir de casa. Eso es precisamente uno de los males que padece el Málaga CF en esta temporada 2015/16. Porque continúa sin ganar lejos de La Rosaleda y para más inri, sigue sin ver puerta cuando juega como visitante. Un mal endémico que además parece no tener fin si atendemos a lo visto ayer sobre el césped de El Molinón, donde el Málaga volvió a perder (1-0) y se coloca a tan sólo dos puntos de los puestos de descenso.

Es cierto que este equipo tiene que cimentar la permanencia sumando puntos como local, pero con eso no es suficiente y el Málaga tiene que empezar a pensar en combatir lejos de Martiricos y, sobre todo, ante rivales directos como es el Sporting.

Pero el miedo a salir de La Rosaleda no es el único mal del que padece este equipo, que ayer encima volvió a perder Ignacio Camacho tras un nuevo contratiempo físico. Precisamente, la lesión del centrocampista evidenció la falta de picaresca y rapidez de actuación del equipo y del cuerpo técnico cuando estaba con diez.

Y es que, cuatro minutos tardó el Málaga CF en realizar el cambio tras la lesión de Camacho. ¡Cuatro minutos! Un tiempo que en el fútbol es una eternidad y a estos niveles no se puede permitir conceder tal ventaja al rival, que aunque limitados, no son cojos. Así llegó el único gol que ayer subió al marcador. Con 10, un desajuste de Recio en la marca dejó solo a Halilovic dentro del área. El croata, un jugador superlativo, demostró su calidad con un zurdazo de primeras pegado al palo imposible para Kameni.

El gol fue de crack, pero nunca hubiese subido al marcador si el Málaga hubiera hecho el cambio en el momento adecuado. No sé si fue culpa del entrenador, que no tenía claro con quién sustituir al maño o esperaba una recuperación milagrosa del bueno de Camacho; o de Espinho, que pudo tardar una eternidad en prepararse para salir al terreno de juego.

En todo caso, es inadmisible. En el fútbol moderno se ha puesto de moda que los jugadores estén en el banquillo con el chándal pero sin la equipación, espinilleras y demás parafernalia necesaria para jugar. Tardan una eternidad en prepararse y nunca están listos cuando sucede un contratiempo como el que ayer le ocurrió al Málaga en el minuto 24. Los entrenadores son los que mandan y deberían poner como norma que sus futbolistas estuvieran preparados para salir al campo en 15 segundos, si no, multa al canto.

En todo caso, el Málaga tampoco demostró capacidad alguna para remontar ante un voluntarioso Sporting pero, repito, muy limitado. Fornals, volcado en banda en el inicio, ocupó el puesto de Camacho y Espinho salió para jugar de volante. Tuvo una buena oportunidad para demostrar si es jugador o no para este equipo, pero dio la razón a Javi Gracia con un fútbol lento, ramplón y sin profundidad.

64 minutos tardó el conjunto blanquiazul en lanzar entre los tres palos de Cuéllar, que apenas tuvo que intervenir. Precisamente fue Espinho el que con un disparo potente pero centrado, probó al guardameta sportinguista.

La salida de Duda lanzó al Málaga a por el empate. El portugués asumió los galones que ninguno en este equipo están dispuestos a asumir por falta de personalidad o calidad, y con muy poco el equipo de Gracia arrinconó al Sporting en su área. La ocasión más clara la tuvo Charles, que se durmió cuando solo tenía que engatillar a Cuéllar. El ariete del Málaga goza de pocas ocasiones pero si las pocas que tiene las desperdicia como ayer, mal vamos.

Con el Málaga volcado, el Sporting pudo sentenciar en dos ocasiones pero Kameni y Weligton salvaron a su equipo de marcharse goleado de El Molinón.

Toca reflexionar, hacer autocrítica y apretar el culo para sacar los tres puntos contra el Betis antes del parón por fechas FIFA. No quiero ni imaginar dos semanas sin fútbol y con el Málaga en puestos de descenso. Esto sí que sería Halloween.