«Ahora soy feliz». Posiblemente con la frase con la que Sebastián Fernández Reyes (21 de junio de 1974) se despide tras una jornada intensa de trabajo en la Fundación del Málaga CF, se resume con exactitud el estado de ánimo del exfutbolista blanquiazul. Basti fichó por el club de sus amores a comienzos de octubre. Un mes después, La Opinión de Málaga tiene el privilegio de compartir una jornada de trabajo con el carismático personaje en su nuevo cargo, un puesto que le sienta como un guante y que asegura llevar con «orgullo y responsabilidad».

El paleño arranca su jornada laboral temprano. Abandona su casa del Rincón de la Victoria para llevar a sus dos hijos al colegio y al instituto antes de recalar en el club. «Estos primeros días me siento con mucha alegría. Tengo ese pellizco en el estómago de hacer ahora el mismo trayecto que hacía yo cuando era jugador. Es una sensación muy bonita de volver al club», admite.

Aterriza en las oficinas de La Rosaleda para comenzar a preparar la jornada de trabajo codo con codo con Lucas Rodríguez (coordinador de la Fundación) y Domingo Muñoz (historiador de la Fundación). Aún así, Basti es un ser «sociable». «Soy un cafetero, me gusta tomarme un café y así mantengo contacto con los compañeros. Coincido con Novo, Casado, Fendi, Manolo Gaspar, Sergio Valencia... Hablamos un poco antes de arrancar la jornada».

Es ahí cuando la maquinaria blanquiazul se pone en marcha. ¿Pero, en qué consiste La Fundación del Málaga CF? Para muchos es un departamento desconocido, pero el carismático paleño lo explica como si llevara toda la vida en el cargo. «A través de la Fundación queremos transmitir unos valores y llegar a la sociedad. Tenemos muchos proyectos en marcha. El más importante de ellos lo iniciamos este lunes, que es la campaña Valores Blanquiazules, que consiste en acudir a varios colegios malagueños como Fundación y con la Obra Social de la Caixa. Pero no sólo se trata de que acuda un jugador y ofrezca una charla de unos minutos y firme autógrafos, intentamos concienciar a los más pequeños y hemos creado un vídeo donde los jugadores salen fomentando valores de la educación, alimentación, higiene?

Intentamos que se transmitan esos valores a los más pequeños», admite Basti, que continúa explicando el papel de la Fundación del club. «Estamos preparando el 75 aniversario de La Rosaleda para hacer algo también realmente bonito. El museo queremos relanzarlo para que se convierta en un punto importante de la ciudad. También atendemos a todas las asociaciones que contactan con nosotros y tenemos una estrecha colaboración en la lucha contra el cáncer. Vamos a crear una bolsa de voluntariado y pretendemos crear una Liga que acoja a todos los niños malagueños en la que los fondos irán destinados a asociaciones. Incluso tendremos un papel importante en la futura Academia del club, realizando actos de integración social».

La jornada de trabajo ya está a pleno rendimiento y Basti es un engranaje más en la maquinaria blanquiazul. Hay mucho que planificar y aunque él es la cara de la Fundación, detrás hay mucho trabajo y personal. «Cuando hablé con Vicente (Casado), él me situaba en la labor social de la Fundación, con la gente de Málaga y para aprovechar el feeling con la afición. La idea es reforzar esos valores malaguistas y malagueños del club. También acompaño a los jugadores a las peñas, a veces los visito en el Estadio de Atletismo, e incluso acudo a actos del club como presentaciones de acuerdos. Otra labor que hacemos en la Fundación es la de contactar con exjugadores que hayan militado también en el próximo rival. Se les invita al palco y yo me encargo de recibirlos y guiarlos por la zona noble y presentarles a los dirigentes. A todos los llamamos y muchos nos lo agradecen».

Primer acto público

Basti afronta el primer «plato fuerte» del día. Y es que aunque las oficinas de la Fundación están en La Rosaleda, su foco de acción está fuera de ella. Junto a Fernando Tissone y Martín Aguilar acuden a la entrega de trofeos de las XIII Olimpiadas de AFENES (Asociación de Familiares con Enfermos de Esquizofrenia de Málaga), que tuvo lugar en el Edificio de la Caja Blanca. Allí Basti es uno más, un personaje querido y reconocido por muchos. «Al principio me daba como vergüenza, y eso que yo soy echado para adelante. Pero en los primeros actos estaba cortado. Es como el que debuta en Primera. Estoy en el Málaga pero parece que no termino de creérmelo. Pero estoy muy contento y muy motivado por estar en el club de mi vida. Mi familia siempre ha sido muy malaguista. Además de todos los años que he jugado, no estando en el club yo siempre lo he defendido».

La comida también es un buen momento para seguir haciendo malaguismo. «Hay veces que almorzamos aquí en la cafetería, es una manera de hacer sinergia de grupo. Coincidimos muchos aquí en el club. Hablamos, echamos unas risas... Me recuerda a las comidas de los jugadores, se hace grupo», apunta.

En la sobremesa, Basti analiza de manera más sosegada su regreso al club. «Es una experiencia muy bonita, me siento muy a gusto. Ha cambiado mucho el club. Yo no sabía que había tanta gente trabajando en las oficinas del club, cada uno con su importante labor. Me ha sorprendido gratamente. Estoy muy ilusionado y motivado. Estoy con ganas de ayudar a la gente, el tema social me gusta. Me hace levantarme con muchas ganas y venir a La Rosaleda con una sonrisa en la cara porque ahora mismo estoy en un momento muy feliz de mi vida».

El esperado regreso de Basti al Málaga CF se coció a fuego lento. El exdelantero asegura que los contactos se produjeron poco a poco y que fue Vicente Casado quien le llamó. «Me llamó por teléfono y me quedé un poco sorprendido, pero me invitó a hablar en La Rosaleda. Ese mismo día vine, estuvimos hablando de lo que quería de mí. Y yo le dije que es donde me gusta estar», admite, aunque también desliza que hubo contactos con Husillos, con el que también le une una estrecha relación de su etapa como jugador y con su vínculo en el CD El Palo. El paleño asegura haber recibido cientos de felicitaciones. «Aún no he podido responder a todas», pero pone nombre a la ilusión de su regreso. «He recibido felicitaciones hasta del Albacete, pero a mi madre le ha hecho mucha ilusión, se emocionó mucho. Mis hermanos y mis hijos también».

Tras continuar la jornada de trabajo, Basti pone camino a la peña Frente Comepipas para acompañar a Weligton y Duda en un bonito homenaje. Su labor en el club también es el de ser una figura pública. «Hay mucha gente joven dentro de las oficinas, algunos no me conocen y se han informado de quién soy. Pero hay gente dentro del club que me valoran y me apoyan. Yo me siento también arropado, me tienen un respeto por haber sido un exjugador del Málaga».

Por último, antes de enfilar el camino de regreso a casa ya con la caída de la noche, el paleño se despide con un alegato. «Yo estaba contento con mi vida. Trabajaba en Limasa y también tenía tiempo para estar con mis hijos, algo que veo importante. Me tenía que buscar las habichuelas porque soy padre de familia. También tenía tiempo para estar en la televisión (101Tv). Estaba contento con lo que estaba haciendo.

Ésa era mi vida. Tenía otra vida que no estaba tan expuesto al público como ahora. La gente me reconocía por la calle, como es evidente, pero ahora ya represento también al club. Más responsabilidad.

Pero si lo he dejado todo es porque el Málaga es mi ilusión. Y mi trabajo de ahora me encanta, estoy totalmente identificado con mi función en la Fundación. Estoy ahora muy feliz porque este es mi sueño», finaliza Basti, el último y mejor fichaje del Málaga CF.