Si por algo destaca Christian Atsu es por su velocidad, por su grandísima velocidad. El ghanés es un jugador rapidísimo, pero por ocasiones anárquico e impredecible. De este modo, el jugador cedido por Chelsea hasta final de temporada llegará con el aval de ser un jugador muy rápido, pero también con varios hándicaps.

Y es que la dirección deportiva tenía varias premisas para este mercado invernal. Se buscaba un hombre rápido y de banda para suplir las carencias del equipo, pero también que conociera la Liga, que viniese rodado y que no necesitara adaptación. Atsu sólo cumple la primera de las premisas y deberá adaptarse cuanto antes para rendir a su mejor nivel.

Y es que el ghanés, que fue la sensación en la pasada edición de la Copa de África -elegido MVP-, no juega un partido oficial desde el pasado 22 de septiembre. Tras su cesión al Bournemouth inglés de la Premier, el africano se lesionó con su selección con una fractura por estrés en la espinilla y sólo llegó a jugar dos encuentros de la Capital One Inglesa con el recién ascendido.

Para afrontar su recuperación regresó al Chelsea, donde finalmente fue recuperado por los blues y ya suma varias semanas ejercitándose a las órdenes de Guus Hiddink, actual técnico del conjunto londinense.

Ahora llega a Málaga hasta final de temporada para recuperar el tiempo perdido y volver a ser el jugador por el que el Chelsea llegó a pagar cuatro millones de euros al Oporto en 2013.