El Málaga CF consiguió un punto ante el Espanyol que le sirve para certificar, más si cabe, su permanencia en Primera División una temporada más con 40 puntos en el casillero, pero a su vez desaprovecha una opción de oro para recortar distancias con Athletic y Celta, que cosecharon sendos empates en casa y le habían dado un motivo más al equipo de Gracia para, cuando menos, pelear hasta el final de temporada por un reto bonito y ambicioso. Diop adelantó al conjunto perico tras rematar un córner botado por Asensio y Duje Cop empató al filo del descanso tras transformar un penalti bastante dudoso de Víctor Sánchez sobre Juanpi. Ya no se movió más el marcador, y tampoco es que ambos equipos hicieran demasiado por decantar la balanza.

Y es que parece que la palabra Europa está prohibida en el diccionario del míster malaguista. No seré yo quien le acuse de falta de ambición, pero con 40 puntos ya en el zurrón y la permanencia más que amarrada, muchos malaguistas consideran que es el momento de liberarse y pelear por cotas mayores. Debe ser tiempo de quitarse la mordaza y de hablar sin tapujos de objetivos mayores; de ilusionar al personal y de no bajar los brazos hasta que las matemáticas hablen. Son siete partidos los que le quedan al Málaga por delante esta temporada y está en una tesitura, cuando menos, extraña.

O los hombres de Gracia muestran ambición y ganas de darle a la afición un motivo en el que creer, o la temporada, igual que la pasada, será recordada simplemente como una más. Por ello, con los deberes más que hechos, es tiempo de pensar en grande e ir a por la matrícula de honor. La afición del Málaga es fiel y agradecida a más no poder y nadie va a reprochar nada si finalmente el equipo se queda a las puertas de Europa. Es más, el aplauso y la veneración por los suyos sería mayor.

Pero a Gracia no le gusta hablar de Europa, al menos en público. Su discurso no va a cambiar, lo que le honra, pero aunque él recalque que hablar de pelear por Europa no te hace ser más ambicioso y sí el trabajo diario, hay momentos en los que saltarte tu propio protocolo y desmelenarte un poco es hasta sano.

Y digo todo esto porque el Málaga ayer no demostró la ambición necesaria como para pelear por algo más que la permanencia, algo que ya han alcanzado. Saltó al césped a verlas venir, a merced de un Espanyol «ultraconservador» pese a sus necesidades. Pronto comenzó a asomarse el equipo de Galca por las inmediaciones de Ochoa y en el 11´, un córner sacado de manera magistral por Asensio, fue rematado por Diop a gol. El senegalés, libre de marca, consiguió hacerle el primer gol de córner al Málaga en lo que va de temporada, un dato que refleja el buen hacer del navarro a la hora de preparar la estrategia, tanto defensiva como ofensiva.

Le costó al Málaga meterse en el partido, pero la racanería del Espanyol propició el dominio local. El equipo blanquiazul era el dueño del balón, pero su mando en el partido era estéril, sin desmarques ni ideas ante un rival que se limitaba a estar bien ordenado atrás y tratar de sorprender en algún contragolpe.

Poco a poco y por la propia inercia del choque el Málaga fue sometiendo al conjunto catalán. Charles, Cop o Recio trataron de igualar la contienda pero el muro espanyolista conseguía aguantar. La guardia pretoriana perica mantuvo su ventaja hasta que un soplido de Víctor Sánchez dentro del área llevó a Juanpi al suelo. Penalti que Cop, demostrando una gran personalidad, se encargó de lanzar para establecer el empate.

Y es que el Málaga tenía una maldición con la pena máxima desde hace mucho tiempo. Los blanquiazules no sumaban desde el punto de penalti desde la pasada temporada y desde entonces, cuatro intentos enviados al limbo. El croata demostró soltura y su manera de lanzarlo le da galones de cara a próximos encuentros. Es el cuarto gol del internacional croata, que esta semana reclamó un sitio en la lista de su país para la Eurocopa en una entrevista a La Opinión, algo que solo conseguirá con goles. Ayer sumó uno más y manda un recadito a su seleccionador.

La segunda parte fue incluso peor que la primera. El Espanyol se conformó con el empate y el Málaga tampoco supo cómo meterle mano. Ricca entró por Miguel Torres para darle recorrido a la banda, y cumplió su sueño de debutar en La Rosaleda. Algo más nervioso que en su estreno en Anoeta, fue de menos a más y demostró que hay defensa para muchos años.

Con el Málaga volcado en el área del Espanyol finalizó el partido y los jugadores de ambos equipos se enzarzaron en una tángana en la que hubo más que palabras. Charles y Diop se calentaron más de la cuenta pero para beneficio de ambos equipos, el árbitro no quiso reflejar nada en el acta.