Incordiar, molestar y sacar de sus casillas a los rivales. Así es el Málaga CF, un equipo fabricado y dirigido con sentido común que conoce sus limitaciones, pero que también hurga en las debilidades de los demás. A nadie se le escapa ya a estas alturas de Liga que al conjunto blanquiazul se le ha dado bien los equipos de la parte alta de la clasificación y que ha sido un rival incómodo para ellos. Lo advirtió el «Cholo» Simeone en la previa contra el Atlético, pero lo que parecía ser un halago era toda una declaración de intenciones de lo que sucedería en los 90 minutos de juego sobre el Vicente Calderón. Una demostración, la del pasado sábado en tierras madrileñas, que pone de manifiesto la exigencia que el conjunto de Javi Gracia reclama a sus rivales más poderosos, el nivel de desquiciamiento táctico y mental al que han llegado este curso Atlético de Madrid, Barcelona y Real Madrid cuando han tenido enfrente a los malaguistas.

El Málaga ha sido capaz de rascar hasta cinco puntos a los tres aspirantes ligueros. Ganó al Atlético en La Rosaleda (1-0), empató sus dos enfrentamientos contra el Real Madrid y perdió por la mínima contra el Barcelona (1-0) y esta pasada jornada contra los colchoneros. Ha exigido mucho a estos tres gigantes y se ha convertido por méritos propios en un rival incómodo, muy molesto.

Un calificativo que tiene muchas novias. Y es que en los últimos meses, el «Cholo» Simeone se ha afanado en vender un victimismo del Atlético de Madrid, un conjunto con el tercer presupuesto de la Liga y que cuenta en sus filas con estrellas de nivel Mundial. «El Atlético es un equipo molesto», ha deslizado en más de una comparecencia pública el técnico colchonero. Pero esa afirmación bien podría ser aplicada al Málaga CF, que ha exigido el máximo de los tres grandes cada vez que se ha visto las caras.

La imagen del pasado sábado en el Vicente Calderón no es casualidad. Simeone sabía que tenía un partido duro, un rival rocoso al que meterle mano. Y el Málaga cumplió las expectativas. Hasta ahí, todo normal. No fue así las malas artes de Giménez o del propio técnico rojiblanco.

El central uruguayo fue el duro del partido. Cometió varias infracciones, aunque sólo fue amonestado en un lance con Camacho, al poco de arrancar la segunda mitad. En un balón dividido el central local se lanzó con los dos pies por delante, con muchas opciones de hacer daño a Camacho. Las imágenes hablan por sí solas con el muslo del maño señalado por los tacos y con las medias rotas por la entrada. Mateu, cómplice por su permisividad -también dejó de señalar un penalti de Juanfran por mano-, tampoco le dio mayor importancia que una tarjeta amarilla.

Simeone también quedó señalado. El entrenador argentino fue el teórico impulsor de la jugada polémica del año, cuando sugirió a un recogepelotas a que lanzara una pelota en una contra de Horta. Tendrá sanción, pero sus malas artes quedaron a la vista.

No ha sido el único que ha sufrido contra el Málaga. Hay que recordar que el Real Madrid empató en La Rosaleda con un gol en fuera de juego, y que en el Bernabéu el Málaga acabó con diez. El Barcelona ganó en el Camp Nou con un gol de Vermaelen y en Málaga Messi tuvo que salir de su letargo para romper la igualdad que había sobre el verde. Exigencia máxima contra grandes rivales.