El Málaga CF ejerció ayer de sepulturero de un Levante que llegó a La Rosaleda sentenciado a muerte y le mandó directo al abismo de Segunda División, con profesionalidad y tirando de orgullo futbolístico, sin jugarse mucho más que la honrilla en lo futbolístico, aunque sí mucho en lo económico -el reparto televisivo el curso que viene será más generoso cuanto más arriba en la tabla finalice-. Así, un doblete del croata Duje Cop, un tanto en el descuento de Chory Castro y la actuación determinante del árbitro Vicandi Garrido sirvieron para darle la extremaunción al equipo levantinista, que desde anoche es matemáticamente equipo de Segunda División.

Nunca deja un buen sabor de boca para un futbolista ser el encargado de sentenciar a muerte a otro equipo, pero el deber manda y el Málaga ayer saltó con el propósito de no ser hoy protagonista de especulaciones por parte de los otros equipos inmersos en la lucha por evitar el descenso.

De hecho, el partido no comenzó como si uno de ellos se jugara la vida en él. El Levante, que antes del pitido inicial se veía descendido, salió desde el minuto uno contemplativo, sin mucha tensión y cometiendo errores que facilitaron mucho las transiciones malaguistas, que llegaron una tras otra en los primeros compases del duelo.

Sólo la lesión de Rosales a los 10 minutos del inicio trastocó el plan malaguista. Víctor Casadesús, en una entrada por detrás, pisó al venezolano que trató de recuperarse por tres ocasiones pero finalmente tuvo que ser sustituido. En su lugar entró Filipenko, que pasó a formar como central junto Albentosa y desplazó a Miguel Torres al carril diestro.

El Málaga siguió fiel al guión y una vez tras otra aprovechó la fragilidad de un equipo que, aunque quizá mereció mejor suerte en Martiricos, ya había sacado durante toda la temporada su billete a Segunda División. Se sucedieron las ocasiones blanquiazules y sólo la falta de puntería, principal caballo de batalla de este equipo durante todo el curso, privó al Málaga de adelantarse en el marcador.

Chory Castro, enchufadísimo durante todo el encuentro, Cop y Charles gozaron de buenas oportunidades para abrir el marcador, pero una vez más mostraron su poco olfato goleador hasta que el croata, en una bonita acción malaguista por la banda izquierda, remató a la red un buen centro de Fede Ricca, muy asentado en el lateral zurdo.

Paradójicamente, el gol blanquiazul relajó al Levante que comenzó a crear peligro y a llegar al área de Ochoa. El italiano Rossi obligó a lucirse al portero mexicano, pero Morales, al filo del descanso, consiguió el tanto del empate en un despiste defensivo blanquiazul.

Los goles animaron una primera parte ciertamente aburrida, pero todo cambió tras la reanudación, donde comenzó a mascarse la ansiedad del Levante, al que sólo le servía el triunfo para mantener vivo el sueño. Fue cuando puso toda la sangre en el asador el Levante. Empujó el equipo de Rubi, hasta tal punto que consiguió darle la vuelta al marcador por parte de Morales, aunque Vicandi anuló el tanto por un supuesto fuera de juego que no fue. La acción desquició a un equipo que agonizaba y el Málaga supo aprovecharlo.

Eso sí, al equipo blanquiazul le costó un potosí volver a ver puerta. Charles, totalmente gafado de cara al gol, tuvo varios chances claros para superar a Mariño, pero el brasileño ahora ve la portería más pequeña que el exmalaguista Buonanotte.

Fue de nuevo Duje Cop el que trajo el delirio a la grada y la tristeza máxima al rival. El croata consiguió su primer doblete en el Málaga y lo celebró como es debido. Aún hubo tiempo para más y Chory Castro, con un zurdazo desde la frontal, ahondó en la herida mortal del Levante, se liberó marcando su primer gol con el Málaga.

El triunfo sirve al equipo malaguista para romper una racha de cinco partidos sin ganar y para recuperar la octava plaza, un asunto importante para disponer de más pasta en concepto de televisiones. Además, el Málaga sigue en la pelea por superar los 50 puntos del pasado curso.