­El mito de lo injusto que es el fútbol se cebó ayer con el Atlético Malagueño, que quedó fuera de la pelea por el ascenso a Segunda División B a manos del Castellón, en una matinal en el estadio de La Rosaleda en la que el filial blanquiazul mereció mucho más. Los albinegros hicieron valer el 2-1 de la ida en Castalia ante un gran filial malaguista, que se quedó a un solo gol de mantener vivo el sueño del ansiado ascenso a la categoría de bronce del fútbol español.

La Rosaleda lució ambiente ayer de partido importante. Es cierto que el malaguismo no se movilizó como cuando juega el primer equipo, pero unos 7.000 espectadores acudieron ayer a Martiricos para ver a los cachorros del futuro, que pese a caer eliminados no defraudaron y cayeron con honor. Hay ganas de fútbol en Málaga y una importante parte de la afición malaguista acudió para animar al Malagueño, consciente de lo importante que es un ascenso para un filial debido al gran escalón que supone la Primera División con la Tercera.

Ruano, entrenador blanquiazul, introdujo dos variantes en el once inicial respecto a la ida de Castalia. Luismi entró por Cassano en la medular, mientras que le goleador Jaime Moreno, recuperado de sus problemas musculares, regresó a la punta de ataque en detrimento de Nesyri, convocado con Marruecos sub´20 y ausente ayer.

El equipo malaguista puso más sobre el verde y mereció mejor suerte ante un Castellón construido, igual que el Malagueño, para ascender. Pero ayer la pelota no quiso entrar. El filial gozó de infinitas ocasiones claras para batir al portero castellonense, pero en ocasiones el buen hacer de Campos, y en otras la madera -los de Ruano se vieron tres veces con el poste- impidieron que el Atlético Malagueño consiguiera el gol que le hubiera servido para pasar a la ronda final del play off por el ascenso.

Lo cierto es que es una pena que una generación tan buena como la que conforma el filial malaguista se haya quedado a las puertas del ascenso por detalles. Primero en la fase regular, donde tuvo dos malas tardes ante el Mancha Real, líder, y ya en Segunda B. También por su mal arranque de partido la semana pasada en Castalia.

Es verdad que el resultado es el que es y supone una nueva decepción de otro año más que el filial se queda sin el tan ansiado ascenso. Pero hay que quedarse con lo bueno y ayer el Malagueño demostró el porqué la cantera malaguista tiene tan buena reputación. Pese a la juventud del equipo y su inexperiencia, el equipo de Ruano mostró una gran personalidad y no se vio amedrantado por lo imponente del escenario, ni la talla del rival, ni lo que había en juego. Los chavales fueron fieles a lo que les ha llevado tan lejos esta campaña, con desparpajo, toque de balón y fútbol de salón.

Solo faltó el gol para poner la guinda a un partido que al Castellón y a sus más de 100 aficionados que acudieron a La Rosaleda se le hicieron eternos, aunque supieron aguantar las acometidas blanquiazules.

Pero la cruda realidad es que el filial, una temporada más, seguirá jugando en el Grupo IX de Tercera División. Eso sí, jugadores y mimbres en la cantera para abastecer el primer equipo hay, y muchos. El año que viene será.