Cinco minutos desatados y de frenesí del Málaga, al borde del descanso, le bastaron para tumbar la resistencia del recién ascendido Leganés y tapar todas las dudas y carencias mostradas hasta ahora en la Liga. Una ingenuidad de Carl Medjani, que zancadilleó por detrás a Fornals dentro del área, hizo justicia a una mano tan clara como tonta de Rico unos minutos antes, que el tinerfeño Trujillo Suárez no se atrevió a pitar.

Jony, de vuelta a la titularidad, en la banda derecha, se resarció de tantas penurias y problemas. Al Leganés, hasta entonces un equipo ordenado y serio, que incluso había tenido dos ocasiones claras para batir a Kameni, se le vino el mundo encima. Perdió los papeles el equipo de Garitano.

Y el Málaga, más pillo, más listo, más consciente de lo que tenía entre manos, le hincó el diente dos minutos después. Al borde del 42, Chory recibió a la espalda de la defensa un pase medido de Sandro en el carril del 11 y el uruguayo obró con maestría y la calidad que atesora.

Cuando al 99% de los futbolistas se les cierra la persiana y tiran al «muñeco», el charrúa aguantó y aguantó y aguantó. Se congeló el tiempo y, metido ya el área pequeña, el pobre Serantes, que se marcó un partidazo, cedió y puso el culo en el césped. Chory, que tenía el pase a la derecha o el disparo, puso dentro de la red con su guante el 2-0. El Málaga culminó con esos cinco minutos de locura un partido que tuvo poca historia antes y que luego redondeó con un 4-0 que sabe a gloria.

El resultado sabe a gloria y hace bueno el empate de Vitoria que, sumado al 2-1 contra el Athletic, hace que el Málaga sume siete puntos de nueve y se coloque ya undécimo en la clasificación. Son ya tres partidos ganados de forma consecutiva en casa. Y hacerse fuerte en La Rosaleda es clave. Eso y, como ocurrió ayer por primera vez en la Liga, mantener la puerta de Kameni a cero. Nueve jornadas después, por fin, el camerunés no tuvo que recoger ningún balón dentro de su portería. Todos estos elementos, movidos a forma de cóctel, suenan a gloria. Porque el Málaga ha mostrado poquito por ahora y las dudas parecen quedarse en el camino, donde quedan, eso sí, certidumbres, como las siete lesiones con las que llegó el equipo, aumentadas a nueve al final con los nuevos problemas de Kuzmanovic y Juankar.

El Leganés se derrumbó, se vino abajo. Del equipo ordenado, que apenas había dejado un par de remates, nada más se supo. Salió en la segunda parte con las líneas muy abiertas, permitiendo que Sandro cogiera la escuadra y que Jony y Chory tiraran diagonales. Serantes sacó el mano a mano de Jony, otra vez a pase de Sandro. El canario ya había habilitado a Fornals en la jugad del penalti y luego a Chory en el 2-0. El asturiano no aprovechó el pase medido para hacer el 3-0. Y el fútbol le regaló el tercero, a quemarropa, para festejar su partidazo.

Abierto en canal, el cuadro «pimentonero» pudo recibir el cuarto, pero el precioso tiro con el borde interno de Sandro lo repelió el poste. La Rosaleda, en su 75 cumpleaños, estaba encantada de que fuera el Málaga, el equipo de sus amores, al que ha visto jugar en Primera, en Tercera, en Champions, en Segunda B, en la Intertoto, la UEFA o Segunda División, soplara las velas. Cuatro goles y 75 velas.

Porque Camacho, ya en el descuento, cabeceó a la red una falta botada por Duda. Una combinación perfecta para sumar 12 puntos tras nueve jornadas, los últimos siete cosechados en los tres últimos partidos. Es, desde luego, un buen trampolín sobre el que progresar, en la jornada en la que por fin debutó el uruguayo Michael Santos y en el que recayó Kuzmanovic de la lesión en el Aquiles La celebración fue completa. Al fin. Se lo merecía La Rosaleda.