Si hace poco menos de dos meses el que llamaba a las puertas del primer equipo era En-Nesyri, ahora es Ontiveros el que está derribando a patadas, ya no sólo las del primer equipo, sino incluso las de la titularidad. Ayer lo demostró con un golazo de bandera para atar el triunfo del Málaga CF contra el Deportivo en el descuento. Una obra de arte que bien la pudo firmar cualquiera de los astros de esta Liga, pero que salió de las botas de un chavalín de 19 años que tiene fútbol y desparpajo para dar y tomar.

Porque hasta que el marbellí -que sigue compartiendo sus minutos en el primer equipo con los compromisos del filial en Tercera División- no se inventó su golazo en el descuento, el equipo de Juande no se había merecido ganar el partido. De hecho lo empataba (3-3) incluso después de haber conseguido remontar y ponerse 3-1 en el electrónico. Un partido que parecía visto para sentencia pero que el Málaga y Juande Ramos quisieron darle emoción.

Y es que los blanquiazules hicieron un ejercicio sobresaliente de cómo dilapidar una renta de dos goles en menos de 35 minutos. El Dépor, sin tampoco volverse loco, se fue arriba, el Málaga se aculó y no supo gestionar su renta. Borges y Andone igualaron con dos nuevos fallos groseros de la zaga del Málaga, e incluso la remontada gallega se mascaba hasta que Ontiveros puso el punto final a un partido muy mal gestionado por los locales.

Porque el Málaga no estuvo bien durante la primera mitad. El equipo salió gris, como el día, y el primer chaparrón se lo llevó muy pronto con un penalti en contra de chiste. Llorar y patalear en esto del mundo del mundo funciona, todos lo hacen y a casi todos les da rédito. Ayer le tocó cobrarse al Dépor, que tras una semana de campaña lacrimógena superlativa por los arbitrajes sufridos, vio cómo Vicandi dispersaba todas las meigas posibles con una pena máxima inventada en una acción de Ricca sobre Florin, que Borges se encargó de transformar a los cuatro minutos.

Pero como bien venía denunciando el entorno deportivista durante toda la semana, los árbitros son «muy malos» y este Vicandi, en particular, oposita a ser uno de los peores. El vasco, 15 minutos después, aplicó la «no escrita» ley de la compensación y pitó otro penalti más que discutible a favor del Málaga. Michael Santos lo provocó y Michael Santos se encargó de lanzarlo. El uruguayo aplicó el dicho de «yo me lo guiso y yo me lo como» ante la primera oportunidad como titular que le concedía Juande Ramos en Liga.

La intensa lluvia incomodó a un Málaga muy deslucido, que sólo llegaba al área de Tyton a ramalazos y en jugadas a balón parado. Primero lo intentó Juanpi con un libre directo perfecto para él, pero fue Sandro, en otra falta magistral, el que pusiera al Málaga en ventaja. El canario colocó el balón, literalmente en la escuadra derecha del meta polaco, que sólo pudo acompañar el balón con la mirada y aplaudir uno de los lanzamientos de falta más hermosos que se recuerdan por estos lares.

El sexto gol en Liga del delantero malaguista tranquilizó al Málaga, que pese a no dominar el duelo bajo el diluvio, sí tenía la sensación de tener la sartén cogida por el mango. Una sensación que se amplificó a los 10 minutos de la reanudación, cuando Santos ampliaba diferencias con un gol de delantero centro claro. El uruguayo, que cada vez que tiene minutos demuestra tener el gen del gol -ayer dos disparos a puerta dos goles- remató de primeras y de manera defectuosa un centro de Fornals que fue a parar al fondo de las redes.

Co el 3-1 el Málaga y los poco más de 12.000 valientes que ayer se mojaron en Martiricos se las prometían muy felices. Olas, saltos, cánticos y fiesta en una Rosaleda que parecía un parque acuático... pero lo peor estaba por llegar. Primero Sandro se lesionó y para no forzar con 3-1 prefirió abandonar el terreno de juego por precaución. En-Nesyri entró por el canario y minutos después hizo lo propio Ontiveros por Michael Santos, exhausto. El paso atrás del Málaga CF lo aprovechó el Dépor, que en 10 minutos ya había igualado la contienda. Antes, incluso, Kameni había sacado varias manos salvadoras para compensar la cantada final en el 3-3 de Borges.

Pero este Málaga de Juande tiene algo: ¿un don?, ¿suerte?... No me mal interpreten que soy de los que piensan que la suerte en esta vida hay que ganársela y este Málaga, a base de pundonor y empuje cuando vienen mal dadas, recoge lo que siembra. Y el fruto, precisamente de los que se nutre este club, es la cantera. Una paradoja teniendo en cuenta el poco uso que generalmente le ha dado el entrenador manchego a los jugadores criados en casa durante su trayectoria en los banquillos. Quizás las circunstancias eran otras y ahora el Málaga ha sabido adaptarse a lo que tiene y los niños están respondiendo. Ontiveros fue el protagonista de un Málaga gris, pero que hoy se levanta a dos puntos de Europa.