No hay puntos fáciles ni partidos regalados, pero el Málaga CF dio ayer un paso al frente, un avance considerable con las últimas versiones que había ofrecido en Liga y Copa, y sobre todo una mejora que invita a ser optimista con el futuro de este equipo. Consiguió un punto al que agarrarse, tangible, de realidad. El problema es que la puesta en escena no fue suficiente para ganarle a un colista moribundo, que agoniza y que no puso casi nunca en peligro al conjunto blanquiazul, aunque con todo pudo llevarse los tres puntos sin comerlo ni beberlo.

El Málaga de anoche se asemejó más a lo que todo malaguista espera. Con sus achaques, con ciertas limitaciones lógicas, pero con más empaque y sin sufrir microinfartos en cada ataque rival. Cierto es que un buen Málaga en los primeros 45 minutos jugó a la ruleta rusa en la segunda mitad. Y que el conjunto blanquiazul salió vivo de esa lucha con el azar, aunque no del todo airoso. Porque lo mismo que hubo muchas virtudes -sobre todo la mejoría en defensa- también hubo defectos -la falta de pegada-. Sin embargo, el punto invita a pensar que esta pica en El Sadar puede ser un punto de partida para edificar un proyecto, para sentar las bases de lo que debe ser el conjunto de Marcelo Romero: avanzar y mirar hacia los puestos de arriba.

El Málaga pudo ganar con comodidad. Pudo conseguir un triunfo solvente y aseado. Pero se torció demasiado. Primero con el penalti fallado por Michael Santos (19´), luego con las ocasiones claras falladas por el propio Santos o Charles, y luego con la salida de Recio -por lesión-, que obligó al Gato a cambiar su dibujo y el equipo lo notó sobremanera. Se adelantó Osasuna en el primer tiro a puerta gracias a una jugada en fuera de juego -otro fallo arbitral más-, empató relativamente rápido el Málaga, y en la última jugada pudo marcar el segundo el equipo rojillo, aunque Kameni salvó los muebles.

Unos muebles que Camacho salvó al Gato para evitar que sufriera su cuarta derrota en sus cuatro primeros partidos como malaguista. Ahora, con este punto, siempre positivo lejos de La Rosaleda, el Málaga debe pensar en mejorar.

Y para ello debe fijarse en la primera mitad jugada en El Sadar. La nota más positiva sin duda fueron anoche Luis Hernández -sobresaliente- y Demichelis, aunque el argentino se vio sorprendido en el gol local. El equipo ganó consistencia defensiva, agresividad y posicionamiento. Bien es cierto que Osasuna no debe ser el baremo para calibrar a esta nueva zaga, por las limitaciones del rival, pero la sensación fue de tanta superioridad que dejó una tranquilidad y un poso de satisfacción mayor de lo esperado.

Comenzar a crecer desde los cimientos era el objetivo del Gato y ayer se puso la primera piedra. El problema de la manta corta es que si te tapas por un lado se ven las carencias por el otro. El Málaga de anoche en ataque dejó mucho que desear, aunque la realidad responde más a su falta de puntería. Un mal que puede tener fácil solución cuando Charles recupere los tres meses de parón o cuando Sandro vuelva a los terrenos de juego, aunque para eso queda aún un mes.

La cuestión es que este Málaga dominó la primera mitad con relativa facilidad. Si se esperaba un infierno en El Sadar, el conjunto blanquiazul llegó con mangueras para apagarlo. Osasuna, con sus conocidas limitaciones, no puso en aprietos al Málaga en el arranque.

Chory probó fortuna. Pero fue Santos, muy entonado, el que aprovechó un balón al hueco de Pablo para provocar penalti. Falló su especialidad con un pésimo golpeo, puede que fruto del lamentable estado del césped de anoche.

El Málaga no se arrugó ni se puso nervioso. Siguió fino, con solidaridad en las ayudas, con dureza en la zaga y sesteando en ataque. Juanpi (14´), de nuevo Santos (23´) o Luis Hernández (29´) pudieron abrir brecha antes del descanso. Pero no hubo manera. El Málaga atacaba con espadas de madera.

La baja de Recio hizo mucho mal al Málaga. El Gato decidió apostar por Charles para cambiar al 4-4-2. Más mordiente arriba, aunque renunciando al control y el buen hacer de la primera mitad. Entonces el equipo blanquiazul perdió el sitio y Osasuna, agazapado, comenzó a crecer. Lo hizo con juego directo y con centros laterales, esos que tan mal siempre se le habían dado al Málaga. Entonces creció la figura de Luis Hernández, que lo escupió todo. Pero tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompió. Y en una de esas Kodro aprovechó la espalda de Demichelis valiéndose de una posición adelanta -que no vio el linier- y habilitó para que marcase Causic (76´). Gol y ruina en el horizonte.

Pero el Málaga reaccionó rápido. Y en un saque de banda, obra de Luis Hernández, Camacho sorprendió a todos y puso el empate en el marcador (79´). Relativa justicia porque Osasuna no merecía ir ganando ni el Málaga, perdiendo.

El Málaga siguió buscando la victoria con Ontiveros y Charles, que incluso reclamó un penalti. Pero fue Kameni el que salvó el punto a un cabezazo de Clerc. Empate con cierto halo de insatisfacción, lo que también deja la sensación de que este Málaga mereció más. Ojalá sea el principio de algo interesante.