¡Qué puñetero y qué difícil es esto del fútbol a veces! El Málaga sigue mostrando señas de mejoría en cuanto a juego y automatismos desde que el Gato Romero es su entrenador, pero sigue sin ganar y sin Sandro en el once le cuesta dios y ayuda hacer un gol. Ayer, el conjunto blanquiazul volvió a hacer suya la manida frase de «quiero y no puedo» ante un Espanyol que se llevó los tres puntos después de realizar un único disparo con peligro ante el marco de Kameni, el del gol de Piatti. Un 0-1 que deja tocado a un equipo que está trabajando bien, se parapeta mejor en defensa, genera ocasiones pero no le hace un gol ni al arco iris.

El Gato y buena parte del malaguismo ven brotes verdes en este remozado Málaga, muy mejorado y serio en defensa, pero huérfano de gol sin su pichichi Sandro. Al canario aún le falta un mes para volver al verde, pero bien harían los Santos, Charles o Peñaranda -si el entrenador considera que está físicamente apto para jugar- en afinar la puntería.

Porque el Málaga ayer mandó al limbo hasta 12 ocasiones claras de gol, tiro a la basura 19 remates y desperdició 17 córners a favor. Unos números que muy pocos equipos podrán firmar esta jornada y encima perder.

Pero esto del fútbol solo entiende de goles y resultados y el Málaga, a día de hoy, parece no tener quien las meta. Y eso sí es un problema. Porque pese a que el colchón con el descenso sigue siendo amplio, el Málaga puede finalizar la jornada a solo seis puntos del antepenúltimo, el Sporting, si a los asturianos les da por ganar en El Molinón a un Alavés centrado en la vuelta de sus semifinales de Copa del Rey ante el Celta. Seis puntos de renta ya no son nueve y más cuando la próxima jornada tienes que jugar en un campo difícil como el del Villarreal. Ojito.

Es cierto que las alarmas aún no suenan a todo volumen en Martiricos, aún hay cierto margen para revertir una situación que jornada a jornada se vuele más complicada. Porque el equipo no está sabiendo sacar tajada de sus buenas intenciones. Al contrario que el Unicaja, las sensaciones son mejores que los resultados, y siete partidos sin conseguir la victoria (5 con el Gato) ya se puede catalogar como dinámica preocupante.

Porque al Málaga, además de faltarle puntería, quizás le falte salir en los partidos de casa con un puntito más de fiereza. Le pasó ante la Real Sociedad y le volvió a pasar ayer contra el Espanyol. Dos equipazos, es cierto, pero a los que al menos hay que recordarles que La Rosaleda es Esparta. Asignatura a mejorar para el Gato, que ya deja en el equipo brochazos de su cosecha, pero que de momento no le están sirviendo para sumar de tres en tres. Un punto de 15 posibles es su bagaje hasta ahora, una media más que preocupante y más si a los de abajo les da por empezar a sumar.

¡Ay Sandro cuanto se te echa de menos! La ausencia del canario está siendo nefasta para el Málaga, que ayer, sin menospreciar a nadie, adoleció de pegada pese a generar un sinfín de ocasiones. Michael Santos, negado ante Diego López, malogró hasta cinco buenas opciones de marcar, que desesperaron al respetable. Para más inri, y tras una de ellas y quizás la más clara, el Espanyol se adelantó en el marcador gracias a un lejano gol de Piatti en el que Kameni pudo hacer algo más.

Con poco, muy poco, el conjunto catalán se llevó tres puntos de una Rosaleda que ha dejado de ser un fortín y donde cualquiera con la ley del mínimo esfuerzo te monta un lío. Y encima el Espanyol no es un cualquiera, es un equipo trabajado, experimentado, bien dirigido y que tiene muy claro lo que quiere y cómo lo quiere. Un escalón al que aún no ha llegado el Málaga del Gato.

Y eso que el equipo de Quique mostró su cara más conservadora y tras su golito, regaló descaradamente la pelota al Málaga, cuyo dominio se acentuó en la segunda mitad. Romero lo intentó moviendo el banquillo, pero ni Keko ni Charles ni Duda tampoco tuvieron la inspiración necesaria para, cuanto menos, conseguir un empate. Toca seguir remando, pero la resaca cada vez es más fuerte.