José Miguel González Martín del Campo «Míchel» (23 de marzo de 1963, Madrid) gana, más si cabe, en las distancias cortas. El nuevo Málaga parece sentarle como un guante y comienza a edificarlo a su medida. El técnico muestra seguridad en sus ideas, aunque sin imponerlas, y tiene un discurso ambicioso pero coherente, con los pies en el suelo. No pretende vender humo ni tampoco ser un inquisidor de la actual plantilla. Asegura que cada jugador se está labrando su futuro a tenor de lo que está haciendo estas semanas de temporada. Pero no esconde que hay cosas que no le gustan, que ya tiene negociaciones avanzadas para el Málaga y que está ilusionado con el proyecto. Míchel pide estabilidad, «sólo así avanzaremos en los próximos años», asegura el técnico en una amplia entrevista concedida a La Opinión de Málaga.

Lleva un mes y medio en Málaga, ¿ha envejecido mucho?

No. Yo soy un tipo que envejece más en el paro. Trabajar con los chicos me da vitalidad. Me rejuvenece, aunque no lo parezca. No sé estar en el día a día sin presión, sin esa ansiedad o esa calentura que te dan los entrenamientos y los partidos. Prefiero esto que estar en casa. Es cierto que de vez en cuando viene bien darte un tiempecito, salirte del foco y tener una pequeña cura de humildad. Pero esto me encanta, por eso cuando me dicen: «estás tranquilo». ¡Claro que estoy tranquilo!, estoy haciendo lo que me gusta. Cuando estoy intranquilo es en casa sentado en el sillón.

¿Le ha costado aclimatarse?

Nada. Lo dice la gente que incluso no es de aquí. A mí me decían que me iba a encontrar una ciudad magnífica, en expansión cultural, demográfica y social. Queremos, que en esa parte deportiva, no sólo vaya el Unicaja y vayamos nosotros también. Pero la aclimatación aquí es rápida, mi mujer está aquí y no extraña nada. El clima aquí es muy hospitalario, te invita a salir, igual que en Sevilla, está muy bien. Los malagueños sois muy como el clima, muy amables, os queréis ganar al visitante, tenéis una vocación de servicio y de querer ganaros a la gente que no se siente en todos sitios. Málaga siempre ha sido una gran empresa de servicio, la playa, el golf... notamos eso.

Antes de fichar por el Málaga tuvo varias ofertas ¿El Olympiacos y el Dépor?

Da igual. Muchas veces se dice eso de «suena Míchel», pero afortunadamente es que es verdad. He tenido muchas ofertas este año pero quizás la del Málaga era una que tenía en mente desde que se fue Juande, y mira que no conocía el club ni a los jugadores salvo algunos ni a Arnau, que la primera vez que le vi fue en mi casa.

Después de seis partidos, ¿ha llegado a pensar en algún momento eso de «dónde me he metido»?

No. Me sentí mal con la primera parte de Leganés y me sentí mal con el partido del otro día en Riazor. Con una diferencia, el partido de Riazor ya había una base y los jugadores ya sabían lo que queremos de ellos, después de haber salvado una situación muy incómoda. La del Leganés sí me hizo pensar que la clave estaba en las emociones que sentían los jugadores, no tanto en el juego. No me gustó la primera parte de Leganés por juego y la de Riazor, por comodidad. Se lo dije a los chicos, necesitamos más pasión, más vida, lo necesitamos porque estamos intentando construir la temporada que viene.

¿Futbolísticamente está contento con lo que ha visto, se parece este Málaga a lo que quiere en el futuro?

Tenemos algo importante, que es una buena base. Si somos capaces de manejar bien esa base y movernos en el camino correcto... No podemos volver a hacer una plantilla que no ofrezca nada, tenemos que buscar soluciones y sabemos las cosas que hay que cambiar y no volver a caer en los errores. A mí la base me ilusiona pero con eso no es suficiente, hay que trabajar. Estamos en un grupo de equipos entre el octavo y decimosexto que somos todos iguales. Darle la vuelta a eso depende de nosotros.

Ya ha utilizado a toda la plantilla, ¿necesidad o temeridad por la situación en la que estaba el equipo?

Temeridad no, porque no hemos hecho nada por capricho. Nosotros mandamos un mensaje a los jugadores desde el principio: os vamos a utilizar a todos porque todo lo que habíamos analizado del equipo no había un sistema que fuera el adecuado, no porque los entrenadores tuvieran la culpa, sino porque pese a las variaciones de sistema los resultados habían sido similares. Los jugadores han jugado en distintas posiciones y los resultados seguían siendo iguales. Nosotros les dijimos a los jugadores: oye, aquí hay camisetas, cogedlas vosotros. Si no hubiese sido así seríamos injustos escogiendo sin conocer a los jugadores. Además, estaríamos encerrándonos en la idea anterior. Hemos utilizado sistemas, jugadores y emociones para intentar decirle a los jugadores que esto era una liga distinta, de 12 jornadas. Y vamos a seguir haciéndolo.

Y en la Liga de seis partidos, ¿qué Málaga vamos a seguir viendo, espera que se repita lo de Riazor?

Espero que no, porque en eso voy a ser mucho menos tolerante. No podemos admitir, con lo que ya sabemos de los jugadores y lo que son capaces de dar, que volvamos a caer en ese error. Primero me evalúo a mí mismo y le doy vueltas a ver lo que hemos hecho mal durante el trabajo de la semana. Pero sobre el papel, en rueda de prensa y en el día a día insistimos con los jugadores. No es una cuestión de amenazas, es una cuestión de lo que pensamos. Estamos haciendo el equipo para el año que viene y ya tenemos más opiniones formadas. Intentamos que contra Valencia, Sevilla, Granada... el equipo dé muestras de lo que es capaz de hacer. Yo soy el entrenador del día del Barça pero también soy el del día del Dépor... Cuando los jugadores quieren, se nota.

En ese sentido, ¿hasta que punto tiene pensado meter el bisturí en la plantilla?

Si yo comenzase la temporada y tuviese esta plantilla tendría una manera distinta de hacer las cosas, ni mejor ni peor que los anteriores entrenadores. Entonces sí podríamos evaluar si los jugadores que vinieron o que estaban en la plantilla son válidos. Como eso no puede ser así lo que intentamos es que los jugadores comprendan que éste es un periodo importante. Primero por la actualidad del club, no podemos jugar los partido de cualquier manera y segundo porque estamos evaluando el futuro. Yo me siento con Arnau todas las semanas dos o tres veces y estamos viendo las opciones de futuro. No descartamos a nadie por contratos, por rendimientos, algunos podríamos pensar que no y ahora que sí. Tenemos una opinión formada, sí, pero no definitiva.

Habla de jugadores y de su rendimiento... ¿Cuáles son los que más le ha sorprendido positivamente?

Hay jugadores que ya sabíamos que estaban bien. Está siendo otro Camacho, para mí. Llorente también lo está siendo. Pablo. El compromiso de Sandro, Luis Hernández, el propio Jony, que está cambiando de la primera semana a ahora. Peñaranda también cambió su actitud. Eso es que ya entienden que el entrenador les ha dicho cosas que son verdad. Y entonces, los que van a tomar las decisiones sobre su futuro son ellos, nosotros no tanto. Los que juegan son los jugadores. Es muy raro que entre los que estamos aquí haya muchas variaciones en la alineación del sábado.

Ha comentado las reuniones que tiene con Arnau para planificar el equipo. ¿Tienen buena sintonía futbolística?

El jefe en el plano deportivo es Arnau. Yo le transmito mis ideas. Creo que tenemos buena conexión, aunque nuestras visiones en ocasiones sean diferentes. Él tiene una visión más centrada en hacer una plantilla en el tema económico y yo en el tema futbolístico. Y ahí es donde nos compensamos. Pero él está por encima de mí, no me lo puedo saltar para hablar con el propietario. Pero porque ni me sale ni creo en ello. Hasta el momento la conexión y la sintonía es buena.

Una de sus virtudes mostradas hasta ahora es que ha buscado muchas soluciones, que no se ha quedado sólo con un sistema o una idea de juego.

Primero yo tengo que adaptarme a lo que tengo. Nunca había jugado una defensa de tres centrales, jamás. Pero creo que lo que tenemos aquí, sobre todo por los jugadores que tenemos por fuera, podemos intentarlo. Y muchas veces esa defensa es de cuatro. Nos pasó con el Barcelona. El sistema es algo recurrente, pero no es algo así, los equipos varían si atacan o defienden. Y es bueno para la plantilla, se agita. En los entrenamientos nunca coloco el equipo titular. Los jugadores tienen una intuición pero siempre saben que cambian las cosas. Para una alineación, lo bueno no es que dude el periodista, es que dude el entrenador rival... Yo creo en esas cosas. Vas manejando esas cosas y el entrenador contrario tiene sus dudas. Pero te pasas una semana preparando algo y esas dudas también las tienes en la plantilla y mantener en el rival. A lo mejor mucha gente dice que el entrenador no tiene las ideas claras. Hoy en día si no circulas a todos los jugadores... la temporada es muy larga.

¿Es partidario de abrir los entrenamientos?

No me preocupa eso. Pero sí es cierto que yo le daría información al rival. Si lo abro a los medios no me importa tanto, pero el rival seguramente meterá un scouting y me va a ver lo que estoy haciendo, porque yo entreno para el partido del domingo. Aún así, el Atlético ya sabía que íbamos a jugar con defensa de tres. ¿Por qué? Bueno los jugadores hablan, con sus representantes... Independientemente de quién iba a jugar, ya sabían cómo íbamos a jugar.

¿En las reuniones que tiene con Arnau, han avanzado ya operaciones de cara al próximo curso?

Sí, tenemos cosas avanzadas. Porque con la ventaja de la estabilidad del equipo, que estaba en una situación un poco delicada, estamos avanzando. Lógicamente va a fluctuar. Porque no sabemos el presupuesto que vamos a tener hasta que termine la Liga. Tenemos una plantilla en la que hay nueve jugadores que acaban contrato y cesiones. Tenemos que buscar soluciones a eso. Quiero una plantilla corta y que el filial tengan importancia, no sólo en los entrenamientos sino con posibilidades. Y en eso estamos. Porque al reducir la plantilla también nos va a permitir tener un presupuesto más ajustado para jugadores que creemos que tienen que venir.

¿Y a vuela pluma, qué necesita el Málaga para el año que viene?

Sobre todo un entrenador que gane partidos (risas). Creo que lo que necesitamos es estabilidad. Y eso lo da el creerse las cosas que se pueden hacer. Pero sólo con pensar que si el Málaga en mitad de la tabla y tal... No. Tenemos que pensar que vamos y que queremos ganarles a muchos equipos. Y para eso necesitamos trabajar todos los días. Desde pequeñito entré en un gran club en el que no se podía ir ni un solo día a entrenar si no competías con el del al lado, que era muy bueno. Y con el de enfrente. Y mantener el nivel. Porque si no lo mantienes, te tienes que ir. La competencia es muy dura. Y eso es lo que hay que hacer, al nivel que sea.

¿Teme perder en esa planificación de la plantilla a jugadores importantes como Pablo, Camacho o Sandro?

Si ponemos el foco en tres o cuatro jugadores, que son los más llamativos, como posibilidad de salida lo contemplamos. Pero no es algo que me asuste. Me ha pasado en todos los equipos en los que he estado. Eran equipos más vendedores que compradores. Pero lo bueno es que estábamos preparados por si nos tiraban al pato, tener otro preparado. No podemos evitar que nos fichen a los buenos jugadores, porque es una cuestión económica y no se puede evitar, pero lo podemos mitigar teniendo preparados los refuerzos o los relevos.

Hablaba antes de que hay un grupo de equipos entre los que se encuentra el Málaga que fluctúan entre el octavo y el decimoquinto. El Málaga lleva nueve temporadas seguidas en Primera... ¿Qué le falta al Málaga para dar ese saltito de ser un equipo que lucha por Europa de verdad como lo hacen Real Sociedad, Celta, Villarreal, Sevilla...?

Lo he comentado antes, estabilidad. Sí es cierto que esos equipos tienen una estabilidad y una manera de funcionar que les hace dar cada año un paso e incluso a veces dos, pero de manera firme. La estabilidad del Málaga es deportiva pero no competitiva. En esos nueve años se ha pasado de la Champions, algo inusual, a jugar todos los años por estar en mitad de la tabla. La estabilidad competitiva es estar los próximos cinco años compitiendo y dando la sensación de competir por algo más. Tener una base. No se puede hacer, por mucho que me lo diga el club, decir que vamos a luchar por Champions. Me puedo equivocar mil veces pero no voy a engañar. Para eso se necesita base y estabilidad. Hay que ir poco a poco. Si nos damos una alegría mayor, pues mejor.

Dicen que vive por y para el fútbol. ¿Cuánto tiempo le dedica al fútbol?

No crea que cambia tanto siendo entrenador, ahora me encargo más los entrenamientos y de analizar al rival. Pero el día de ayer -martes-, llegué a las 7.45 al Olímpico, llevaba preparado el entrenamiento pero me puse a definir algunas cosas que cambiar. Tenemos la costumbre de ponerle un vídeo explicativo del entrenamiento a los jugadores y porqué hacemos eso en base al rival. Es de dos minutos, pero hay que tener esas ideas para desarrollarlas. Hacemos el entrenamiento, como se graba lo examino para ver algunos detalles. Después de comer, a las 16.30 horas me puse a ver jugadores de futuro, vi como cuatro o cinco futbolistas. No me gusta ver los highlights, quiero verlos 20 minutos de partidos diferentes. Hablé con el director deportivo durante una hora y pico, preparé el entrenamiento de hoy y también dándole vueltas al vídeo que le íbamos a poner. Y vi la Champions. Ése es mi día a día. Pero no me cuesta ningún trabajo. Y no es que diga, «vaya, ahora tengo que ver la Champions». No es porque fuera el Madrid, lo vería igual si fuera de cualquier otro.