Álex Mula (Barcelona, 23 de julio de 1996) definitivamente ha echado abajo la puerta del primer equipo del Málaga CF para quedarse y se ha convertido casi en la única nota de color en un equipo gris y oscuro que ha arrancado el curso como colista. El centrocampista catalán, que ya lleva en la disciplina malaguista casi seis años -aterrizó en 2011 de la mano de Manel Casanova, que lo trajo del RCD Espanyol-, está llamando la atención del malaguismo por su desparpajo y por su entrega, pero además está demostrando madurez y calidad como para asentarse en el primer equipo. Cualidades que, evidentemente, también han traspasado los muros de Martiricos, donde ya han empezado a llegar cantos de sirena, pero que el club blanquiazul está dispuesto a cortar de raiz.

El Málaga CF quiere blindar a Álex Mula para que sea un jugador de presente y futuro en la disciplina malaguista. Así se lo han hecho saber ya sus dirigentes a los representantes del jugador y se han entablado los primeros contactos para atar en corto al jugador. Es decir, que Mula revisará su contrato en las próximas fechas para acercarse a las prestaciones de un jugador del primer equipo.

El canterano, con dorsal del filial (28), también tiene ficha y salario del segundo equipo. Es, por lo tanto, el sueldo más bajo del primer plantel, al que legalmente no pertenece pero que en la práctica sí lo es.

En esa renovación, el Málaga CF tiene la sartén por el mango y puede ejercer su ampliación de manera unilateral, sin renegociar los términos que ya están fijados de antemano. Sin embargo, la intención de la dirección deportiva es la de mostrar cariño hacia Mula, presentarle un buen contrato para mejorar su estatus y ponerle también una cláusula «antifuga» acorde a las últimas que se están «colocando» en el club blanquiazul. Todo ello para evitar que el centrocampista barcelonés pueda ser otro caso Fornals, que se marchó este verano sin firmar un nuevo contrato y con una cláusula de «sólo» 11 millones de euros.

Pese a que no ha trascendido la cláusula del jugador -podría rondar los seis millones de euros, como algunos de sus compañeros del filial-, el club pretende, además de mejorar sus emolumentos, elevar considerablemente su cláusula y adaptarla al nuevo mercado. Los últimos fichajes malaguistas, los de Cecchini y Rolón, tienen ya unas cláusulas «antifuga» adaptadas a los nuevos tiempos con 40 y 60 millones, respectivamente.

El club quiere que el barcelonés sea otra de las banderas de su cantera y evitar también su diáspora, como ya ha sucedido con anterioridad con otro jugadores, sin ir más lejos este verano con la marcha de Pablo Fornals. La marcha del castellonense al Villarreal tras abonar su cláusula ha sido una de las salidas más dolorosas para el malaguismo, que no comprendió cómo no se había atado al talentoso jugador mucho antes.

Ahora el club quiere acelerar los pasos y adelantarse a los acontecimientos. De hecho, muchos ven en Mula al jugador silencioso y aplicado que era Fornals. En el club están muy contentos con Mula y Míchel, el que más. El técnico madrileño no ha dudado en darle la alternativa al joven canterano tras una gran pretemporada donde lo ha jugado casi todo y ha sido de los más destacados. Y tras no debutar en el primer partido de Liga de manera sorpresiva, luego se ha convertido en un hombre indispensable en los onces del entrenador madrileño.

Mula se ha ganado a Míchel y también al malaguismo, que lo reconoce como un jugador válido y entregado a la causa blanquiazul. Ha disputado ya seis partidos en la elite y todos como titular. «Es uno de los momentos más felices de mi vida. Lo voy a recordar siempre. Ahora me acuerdo de mi novia, de mis padres, de mi familia y de todos los que han hecho posible que haya podido estar aquí. Estoy muy contento porque es un sueño cumplido debutar en Primera», dijo el canterano el día de su debut en Girona. Ahora espera seguir creciendo y con una mejora de contrato debajo del brazo.