El gabinete de crisis hace tiempo que se puso en marcha en Martiricos, porque la situación extrema no es nueva y requiere medidas, pero en los últimos días se ha intensificado con reuniones, conversaciones y la esperada predisposición por parte de todos los actores para intentar revertir el peligroso camino que ha tomado el Málaga CF y que tiene al yugo del descenso como amenaza incesante.

La plantilla regresó este martes al trabajo en un escenario nuevo, como eran los campos de la Federación, aunque el ambiente no había mejorado demasiado desde la debacle del pasado domingo contra el Leganés. Tras un día de descanso para reposar las ideas, Míchel decidió tomar las riendas desde el primer minuto y reunió a toda la plantilla desplazada a las instalaciones malagueñas -algunos lesionados se quedaron en el Estadio de Atletismo-. El técnico departió con ellos durante casi 30 minutos, les pidió explicaciones, gesticuló de manera notoria y también arengó a sus jugadores, buscando el ánimo más que el reproche. Ésa es la intención, la de sumar más que restar.

Míchel, sin embargo, no fue el único que intervino en la charla, ya que también participaron algunos jugadores, previsiblemente capitanes. Este tipo de reuniones previas a las sesiones de entrenamiento suelen ser habituales, pero en esta ocasión se llevó a cabo en el centro del campo, a la vista de todos y tuvo una duración considerable, además de tener un papel capital por lo que se pudo abordar en ella. Es de esperar que no fuera una charla más, una reunión cualquiera previa a un entrenamiento.

Tras la terapia de grupo, a Míchel también se le vio conversar detenidamente con Juanpi. El venezolano fue uno de los jugadores en los que se focalizó la ira malaguista el pasado domingo ante el Leganés. Juanpi no atraviesa su mejor momento y sólo es cuestión de autoestima y de recuperar su fútbol. Míchel lo sabe y espera que vuelva cuanto antes. Por eso le dio «cariño» y comprensión, aunque los resultados aún están por llegar.

Mientras los protagonistas hablaban y exponían de manera pública sus emociones, el resto de los componentes del grupo escuchaban con rictus serio y concentrado. Una situación que se repitió a lo largo de toda la sesión y que además contó con la presencia de Mario Husillos, que estuvo junto al consejero Antonio Benítez. El director deportivo estuvo charlando también un rato con Míchel, aunque ambos técnicos ya se evaluaron mútuamente al término del partido contra el Leganés. Ahí el madrileño le trasladó al argentino que sigue con fuerzas y con energía para revertir la situación y que el destino no está definido para este Málaga CF.

Ésa es otra de las reuniones reseñables en la hoja de ruta del director deportivo que se está cumpliendo estos días en el seno del Málaga CF. Sin ir más lejos, Mario Husillos también ha tenido tiempo para reunirse y charlar con los capitanes. Conoció de primera mano la situación que vive la plantilla y también sus impresiones y lamentos.

Buscar soluciones. El resultado se espera que sea el mismo que la charla de Míchel con la plantilla o la reunión con el entrenador: recuperar la autoestima y comenzar a sumar sobre el césped. Porque al fin y al cabo, los buenos propósitos de la semana se acaban difuminando cuando llega la jornada. «Necesitamos una victoria como sea», repiten desde el seno del club. La Liga, de momento, no espera a nadie.