El entrenador del Málaga, Míchel González, estaba muy contento y orgulloso de una plantilla de la que valoró "la fe que ha tenido para ganar un partido que, de haberlo perdido, habría puesto las cosas muy difíciles".

No quiso hacer cuentas y le da más importancia a las sensaciones que le transmite un equipo que, declaró, "ha confirmado lo que veníamos diciendo en jornadas anteriores, que se estaba jugando bien y que los resultados tenían que llegar".

Míchel negó que la Real estuviera "poco acertada" y enmarca en el buen trabajo de sus jugadores que diera esa impresión, ya que los donostiarras, para él, "no son fáciles de contrarrestar aunque ahora no estén en un gran momento".

Felicitó a sus dos goleadores, a Borja Bastón por encontrar el camino de gol que ha supuesto una liberación tanto para el delantero "como para su entrenador" bromeó y también tuvo palabras de elogio para el exrealista Chory Castro.

"Chory nos está ayudando mucho. Él ha sabido entender el juego que necesitábamos en la segunda parte y de esa forma hemos estado más estables", destacó Míchel en la sala de prensa de Anoeta.

Hizo también su análisis de la zona baja de la clasificación, ahora que su equipo abandona el puesto de colista, subrayó que "todos están apretando y ahora arrea todo el mundo" y puso como ejemplo a un Alavés que parecía casi desahuciado en el minuto 80 en su partido en Girona que termino ganando.

Informó del estado físico de su jugador Adalberto Peñaranda porque "no podía moverse, ni dar un paso" y requirió asistencia médica y del de José Luis García del Pozo "Reciode quien dijo "ha sufrido un golpe fortísimo" que también preocupa al entrenador madrileño.