El entrenador del Málaga José Miguel González del Campo «Míchel», indicó ayer tras regresar a la mediocridad de la derrota y a su mala racha al perder con el Real Betis (0-2), que su equipo entró «bien en el partido con situaciones buenas en el partido», pero reconoció: «Nos cuesta materializar lo que hacemos». Míchel piensa que con el cambio del delantero uruguayo Diego Rolan por el lesionado Adrián necesitaban «un revulsivo con más presencia en ataque pero no la hemos tenido». «No me esperaba un partido así, la verdad», se lamentó.

El entrenador malaguista se agarra al «trabajo y a seguir trabajando» a pesar de sus pésimos resultados en el banquillo blanquiazul, porque si no «no habría donde agarrarse». «No me esperaba la sensación que hemos dado después de encajar el primer gol», continuó.

«Ha sido un frenazo pero no definitivo», subrayó Míchel, «por lo que tenemos que seguir y no me voy a desmoralizar porque los jugadores trabajan muchísimo, hacen mucho y cuando no materializan se ponen nerviosos.

Míchel confesó que no se esperaba la debacle que se vivió anoche en La Rosaleda: «Los jugadores tienen que estar decepcionados como yo por la escasa batalla que hemos dado». Y continuó: «Me duele por mis jugadores. La gente se enfada y los llaman mercenarios y no lo son. Me duele por la afición porque da y anima mucho. Somos personas y no venimos de paso, lo sufrimos igual que ellos y entre todos tenemos que intentar cambiar esa situación».

Y finalizó: «Habíamos demostrado pasitos muy cortos pero muy firmes. Hemos ido manteniendo la calma. Ha sido un frenado, pero no es definitivo. En muchas peores hemos estado y hemos sacado la cabeza poco a poco», acabó el técnico.

"Ha sido un frenazo pero no definitivo", subrayó Míchel, "por lo que tenemos que seguir y no me voy a desmoralizar", ya que los jugadores "trabajan muchísimo, hacen mucho y cuando no materializan se ponen nerviosos".

Míchel, no se lo esperaba: "Los jugadores tienen que estar decepcionados como yo por la escasa batalla que hemos dado".