Un paso en falso y todo puede irse al garete. Así es el Málaga CF, que en las últimas jornadas había dado pasitos firmes, pero que tras el tropiezo contra el Real Betis dejó a la luz casi todas sus vergüenzas y también un evidente receso en sus aspiraciones por la permanencia. La derrota del pasado lunes fue un jarro de agua fría y las dudas han vuelto a asaltar al conjunto blanquiazul, que ha flaqueado en sus dos últimos compromisos como local contra rivales teóricamente abordables.

El Málaga vuelve a vivir su momento de mayor incertidumbre justo cuando más compromisos directos tiene. Y es que sin tiempo para digerir la derrota contra el Betis, afronta mañana jueves una cita de similares o mayores dimensiones. Un rival directísimo en la clasificación, como el Alavés, que espera con el cuchillo afilado e intentando hacer mayor la caída malaguista de la pasada jornada 16.

Las dudas recorren toda la columna vertebral del malaguismo. Desde la afición hasta la plantilla pasando por el entrenador o el presidente, que no ha dejado de recibir las quejas del respetable desde el verano. Pero pese a que los resultados malaguistas siguen siendo los peores del conjunto blanquiazul en un arranque de Liga, Míchel no parece estar en el disparadero por la zona noble de Martiricos. Menos, si cabe, cuando el mercado invernal está ya a la vuelta de la esquina y donde ya se ha puesto en marcha la maquinaria, con el técnico madrileño inclusive e incluso como parte importante en algunas operaciones, para reforzarse en enero.

Las «medidas» a tomar pasan por reforzar el equipo, más que por soltar lastre o un cambio de timón en la nave blanquiazul. Y bajo esa premisa, la plantilla continúa trabajando.

Pero ahora Míchel lo hace con una plantilla sumamente corta, como se pudo comprobar el pasado lunes tras la lesión de Adrián. Aunque el madrileño sigue teniendo 26 jugadores a sus órdenes, en los últimos cinco partidos ligueros -sin contar la Copa-, el técnico ha echado mano de casi los mismos jugadores tanto para el once como para los cambios. Es decir, 16 jugadores mal contados. Hay ya algunos señalados deportivamente que no cuentan ni en las convocatorias ni siquiera aunque se sienten en el banquillo.

Los Cecchini, Rolán, Jony, Gonen o Cifu no han entrado en las rotaciones, bien porque el equipo mostraba regularidad y crecimiento con las piezas con la que contaba Míchel o bien por la falta de confianza hacia ellos. Pero ahora el técnico debe o tiene que volver a agitar el «árbol» de su plantilla porque por lo que ha apostado, tampoco termina de llegarle para ser todo lo competitivo que espera.

Para Mendizorroza, mañana, en el vital duelo contra el Alavés, el Málaga tendrá las bajas de Roberto Rosales y Adrián. Son dos ausencias sensibles que deberá solventar Míchel como mejor pueda. Todo ello teniendo en cuenta que sus recambios naturales en la plantilla, como son Cifu y Rolón, llevan casi un mes sin competir en partido oficial, además de no haber tenido continuidad. Puede, sin embargo, que sea la hora de Ignasi Miquel, el penúltimo en llegar, e incluso de recuperar a Ricca. Un giro de tuerca más para un Málaga que ha perdido la senda de la recuperación.