La afición del Málaga CF está enfadada con su equipo y con la gestión del club por parte de sus propietarios. Preocupados por el devenir del club y de cómo va a afrontar el golpe de bajar a Segunda División. Eso es lo que más indigna y lo prioritario en la marea blanquiazul, pese a que aún se acuerdan de lo que sucedió el pasado verano y la salida de Pablo Fornals rumbo al Villarreal.

Y es que, el domingo vuelve a La Rosaleda el centrocampista castellonense, criado en la cantera del Málaga y donde debutó en Primera División. Pero en la parroquia malaguista no le perdonan su salida y cómo se produjo la misma, abonando él su cláusula de rescisión de 11 millones y dejando al Málaga sin capacidad de reacción.

Lo cierto es que en esta historia no hay malos ni buenos, cada parte tiene su verdad, pero el malaguismo culpa al jugador por cómo se precipitaron los acontecimientos este verano. Y es que, la salida del centrocampista supuso una nueva crisis en el seno del club. Su marcha fue dolorosa, y más si cabe tras las de Sandro y Camacho, que conformaban la columna vertebral del equipo en la última temporada. De hecho, la salida de Fornals obligó al por entonces director deportivo, Francesc Arnau, a realizar un comunicado de prensa explicando «la verdad» del club sobre el asunto. La entidad de Martiricos esgrimía que en mayo le presentó a Fornals una oferta de renovación, que el jugador no quiso aceptar y otra a última hora en agosto, cuando ya sabía que su marcha al Villarreal era inminente, de forma desesperada.

Finalmente se consumó su salida y aunque Fornals ha intentado contar su versión de los hechos en varias ocasiones, el malaguismo no le perdona. «El Málaga dio una versión que no era, pero lo acepto porque no quiero discutir ni hacer daño al club que me lo ha dado todo», aseguró en una entrevista concedida el pasado mes de enero al Levante Mercantil.

Así, Fornals también se sinceró y comentó que le duelen los insultos que le llegan desde Málaga por su «espantá». «Me dolía que la gente me dijera rata. Cualquier persona de allí le dan la oportunidad de volver a su casa, de tener un trabajo mejor y en una empresa superior, y seguro que todos los que me insultan o me dicen cosas feas por las redes hubieran hecho lo mismo», explicó el canterano, que a su vez guarda con gran recuerdo que sus primeros pasos en el fútbol los dio en Málaga, donde aprendió a «darlo todo en el campo». «En Primera también el Málaga es un equipo que tiene que trabajar más que el rival. No vengo de jugar en el Villarreal toda mi vida, o del Madrid o del Barça, donde sabes que puedes perder un balón que detrás no pasará nada».

Pese a su ánimo de limar asperezas y varios guiños a Málaga a través de las redes sociales, Fornals no será bien recibido el domingo en Martiricos. El centrocampista terminó ayer la concentración con la selección sub'21 y hoy se reincorpora a los entrenamientos con el Villarreal, que pretende protegerle de cara al partido y en un principio no está previsto que atienda a los medios.

En todo caso, tal y como ya sucediera semanas atrás con Sandro Ramírez, La Rosaleda le hará saber su descontento por las formas en las que entiende que se marchó. En el caso de Fornals la afición la entiende más si cabe como una traición debido a tratarse de un canterano, mientras que Sandro utilizó el Málaga como simple trampolín para adjudicarse un contrato mayor.