Era previsible, pero La Rosaleda se acordó de Pablo Fornals. Y es que, la afición malaguista le estaba esperando después de su abrupta salida este verano que ha dejado heridas que aún no han cicatrizado. Era la primera vez que el centrocampista volvía a Martiricos con la camiseta de otro equipo, en este caso la del Villarreal, y fue objeto de la ira de la afición, que aún no entiende las formas de su marcha.

Desde que el speaker anunció su nombre por megafonía Martiricos le castigó por salir del Málaga este verano por la puerta de atrás después de que abonara su cláusula de rescisión de 11 millones para poner rumbo al Villarreal. Lo cierto es que los pitos contra Fornals fueron la tónica, pero hubo división de opiniones cuando desde un sector de Martiricos comenzaron a insultar al jugador y el resto del estadio recriminó esos cánticos.

En todo caso, Fornals buscó el gol para el Villarreal y tuvo las pocas ocasiones de su equipo en la primera mitad. No fue su día pese a que no se escondió. En cambio, Samu Castillejo, malagueño y también canterano blanquiazul, fue recibido con honores y con mucho cariño por parte del respetable. En su caso la despedida fue distinta, ya que él manifestó que no quería abandonar el Málaga pese a las necesidades económicas que en ese momento tenía el club. El atacante se marchó entre lágrimas junto a su tocayo Samuel. Castillejo fue el primer cambio del Villarreal y se marchó del césped entre una gran ovación y agradeciendo al público el cariño.