Y el Málaga volvió a ganar. Lo hizo ayer, ante su afición y cuando ya no se jugaba nada. Venció a la Real Sociedad cuando nadie se lo esperaba. Y lo hizo bien, cuajando el mejor partido de la temporada, pero cuando ya es matemáticamente equipo de Segunda División. Tarde y solo para tirar de profesionalidad y orgullo en una tarde que sirvió para que el malaguismo señalara a los culpables de la pésima temporada.

Todo apuntaba a día complicado para los jugadores. Y lo fue. La afición dictó sentencia, pero quizás el buen partido y la disposición tardía del equipo amortiguaron un tanto las merecidas críticas del respetable. Adrián, a las 11 minutos; y En-Nesyri.

Y es que, parecía que el descendido era el equipo txuri urdin y el que peleaba por entrar en Europa, el Málaga. Incomprensible la actitud y la parsimonia de los vascos ayer en La Rosaleda. Es curioso, pero este Málaga tan mediocre y que apenas ha competido en todo el curso ha sido capaz de mojarle la oreja a la Real Sociedad, tanto en Anoeta como en Martiricos. Las cosas del fútbol.

Una lástima que estos tres puntos no vayan a servir para nada en esta temporada y no sirvan ya para la que viene, donde el Málaga en Segunda intentará la reconquista. José González, uno de los señalados por el público, no hizo muchos cambios y utilizó el bloque con el que se ha ido al hoyo. No podía ser de otra manera y estos, los que no han conseguido ni tan siquiera pelear hasta el último aliento por la permanencia, tenían que comerse el marrón.

Así fue y los jugadores respondieron con profesionalidad, agacharon la cabeza y entendieron que la afición siempre tiene razón. José González, perro viejo en esto del fútbol, tiene su corazoncito y su orgullo y no quiere marcharse del Málaga como uno de los entrenadores con peores registros de su historia. Él llegó para sustituir a Míchel, que sumaba 11 puntos cuando fue despedido. El gaditano, aunque haya fracasado en el objetivo de salvar al Málaga, tendrá su pequeño triunfo personal si al final de temporada logra sumar más puntos que el madrileño. Y digo pequeño porque aquí no hay nadie que pueda sacar pecho. No olvidemos que este es su segundo triunfo desde que dirige al Málaga, y además es inútil.

Porque deportivamente el Málaga tiene ya poco o nada en juego. Jugadores que quieran reivindicarse o ponerse en el escaparate de cara al futuro o intentar superar al Málaga de Manolo Hierro, que se quedó en 24 puntos. Con el triunfo de ayer este Málaga está en 20 y con aún 12 puntos en juego.

Lestienne, cada vez más fino, guió al Málaga en ataque y fue de los pocos ovacionados ayer en Martiricos junto a Francisco Martín Aguilar. Aún quedan dos partidos más como local en La Rosaleda, que bien haría el Málaga en mantener, cuanto menos, la actitud y las ganas que exhibieron ayer frente a la Real Sociedad.