Un terremoto volvió a sacudir ayer las oficinas de Martiricos. Otro más, lo que de un tiempo a esta parte ya se está convirtiendo en un estilo de vida en blanco y azul. Pero en esta ocasión los temblores afectaron a la línea de flotación deportiva del club, ésa que para estas fechas ya tiene que estar enfocada y centrada sólo y exclusivamente en el proyecto de Segunda División. Concretamente las dudas florecieron en el director deportivo y en su grupo de trabajo. Y es que Mario Husillos se ha visto desacreditado como ejecutivo blanquiazul y por eso le transmitió ayer a los rectores malaguistas su malestar tras la última injerencia del presidente Al-Thani, lo que está cerca de provocar su salida del club tras presentar su dimisión. Un escenario que dejaría los contadores deportivos a cero precisamente en un momento de gran importancia.

El veto tuitero de Al-Thani hacia Lucas Alcaraz ha dejado a Mario Husillos contra las cuerdas y le ha restado poder de decisión, tanto de puertas para dentro como de cara al exterior. Todo ello unido a que el director deportivo siempre había asegurado que no toleraría injerencias del presidente malaguista en su trabajo, lo que ha acelerado los acontecimientos.

Para ponerse en situación, hay que recuperar lo sucedido a lo largo del pasado jueves. El argentino ya tenía atado al entrenador granadino. Era su apuesta para liderar el proyecto en Segunda en busca del ascenso. Y tras meses de trabajo en la sombra y tras muchas reuniones con candidatos, la «fumata blanca» ya estaba preparada. Pero sólo faltaba el «ok» de Al-Thani, que como es lógico tiene la última palabra. El presidente, desconocedor del fútbol en general, había dejado hacer a Husillos hasta la fecha. El ejecutivo tenía «carta blanca» para fichar de cara al proyecto en Segunda, como la tuvo en el mercado invernal. Pero un tuit del dirigente sobre las 22.00 horas mandó todo por los aires. No sólo el fichaje de Lucas Alcaraz, sino la confianza en el ejecutivo argentino, que entiende que ya no puede trabajar con libertad de movimientos, fundamental para ser eficiente.

La mañana de ayer fue movida en Martiricos. Husillos estuvo en las oficinas de La Rosaleda, junto a su grupo de trabajo. Ahí les transmitió su malestar y su intención de dimitir. Un hecho que también se lo hizo llegar a la propiedad. Y es que si Al-Thani no da marcha atrás, algo que parece a día de hoy imposible, la salida de Mario es cuestión de oficialidad.

Sin embargo, su marcha puede que se demore en el tiempo. De los actores principales depende que esta situación avance en los próximos días o que perdure en el tiempo. Y es que la última salida de Mario Husillos, por la pérdida de confianza de Al-Thani a finales del 2015, tardó un par de semanas en hacerse efectiva, pese a que ya se conocía tal efecto.

Queda resolver, sobre todo, la cuestión económica porque Husillos tenía firmado dos años más de contrato. En su última salida, que fue por una decisión unilateral del presidente, perdonó lo que le quedaba de contrato. Un hecho que le valió para tener una «salida limpia» y que facilitó su regreso dos años después. En el tira y afloja económico está ahora la salida definitiva del argentino.

Dudas con el proyecto

Pero la salida de Husillos -que había recibido críticas de los aficionados en las últimas fechas- podría tener más consecuencias que sólo se calibrarán con el paso de las semanas. Y es que si el Málaga podía haber tenido cierta ventaja a la hora de planificar el proyecto de Segunda al ser el primer equipo descendido, todo quedaría en papel mojado. Las operaciones fraguadas hasta la fecha -no había trascendido ninguna, salvo la ya citada del entrenador- quedarán supeditadas a la llegada de un nuevo director deportivo y un técnico de su gusto. O el de Al-thani.

Pero esta situación, de puertas para afuera, vuelve a generar incertidumbre e inestabilidad. El presidente ya ha demostrado no temblarle el pulso para hacer públicas a través de Twitter sus filias o sus fobias deportivas. Es su modus operandi en los últimos meses, donde ha desacreditado públicamente a dos directores deportivos, a un entrenador y a jugadores, entre otros.

Bajo este contexto en el Málaga CF, además de no contar con un director general la entidad, no parece una tarea sencilla encontrar un inquilino válido para el puesto de ejecutivo deportivo y tampoco para un entrenador. Incluso habrá jugadores que en esta tesitura de desgobierno decidan decantarse por otras ofertas más estables.