Ni siquiera pudo dar una alegría el Málaga a su hinchada en su despedida de la máxima categoría del fútbol español tras diez temporadas consecutivas en la élite. El conjunto malagueño cayó por la mínima frente a un Getafe que se llevó el partido gracias a un penalti que Remy provocó y se encargó de transformar. Todo esto ante un estadio semivacío y con la afición costasoleña centrada en las protestas contra la propiedad y jugadores por la nefasta gestión y temporada.

El parido en sí fue más o menos lo que se esperaba. Ambiente frío y poca intensidad defensiva en ambos conjuntos, con ganas de terminar desde el minuto 1. Fue el Getafe el que más lo intentó y más peligro llevó en el inicio, pero tampoco mostró un hambre voraz por llevarse el partido.

La más clara de la primera mitad vino de la mano del exmalaguista Antunes, que se sacó un zurdazo de falta directa a la que respondió Prieto de manera soberbia con una gran estirada.

No cambió un ápice el choque en los 90 minutos. Pocas ganas en ambos bandos por agradar en un partido muy flojo de interés e intensidad. Tuvo que salir Remy del banquillo para desequilibrar la balanza. Nada más salir al terreno de juego, el delantero visitante forzó un penalti que él mismo se encargó de materializar engañando a Andrés Prieto a quince minutos del final.

Poco más que añadir en lo ocurrido sobre el césped. Tan solo la buena noticia del debut del canterano Juan Cruz, que ya dejó un detalle de su calidad con un caño de bella factura. Sin ganas, sin ambición, como en buena parte de la temporada, el equipo de Martiricos dejó pasar los minutos finales viendo como se acaba una década donde ha llegado a tocar el cielo y se va al infierno.

Punto y final a esta desastrosa temporada que ha llevado al Málaga al abismo. Comienza ahora el proceso de planificación, que ya debería estar avanzado después de haber consumado el descenso matemático hace varias semanas. Primordial acertar en la parcela deportiva para intentar la vuelta a Primera División en solo una temporada.