Michael Santos ya es uno más. O al menos, sobre el papel, porque la realidad es que casi todos los focos apuntan hacia él y a la decisión que podría tomar en las próximas fechas. El charrúa tiene ahora la palabra, que será escuchada. Pero su caso tiene muchas aristas como para convertirlo en un proceso complejo para el club.

Hay dos realidades que chocan ahora mismo en el Málaga CF. La primera es que el delantero uruguayo no quiere jugar otro año más en Segunda División. La otra es la del club blanquiazul, que lo quiere deportivamente pero si no puede ser, prefiere traspasarlo. Santos, tras su gran actuación en el Sporting el curso pasado -logró marcar 17 goles-, entiende que tiene cartel para jugar en Primera. Tiene la espina clavada del mal primer año en Martiricos y quiere quitársela con un buen curso en la liga de las estrellas. No es una cuestión de rencor hacia el Málaga CF, del que incluso está agradecido por apostar por él y traerlo al fútbol español. Pero entiende que su fútbol necesita dar el salto a Primera.

De hecho, Santos ya rechazó marcharse al fútbol danés, tras la oferta del Copenhague por casi cuatro millones de euros, al entender que era alejarse del gran foco de acción internacional. No era una cuestión económica, ya que allí multiplicaría sus emolumentos con respecto a su actual situación.

Pero ahora está en Málaga. La pretemporada ha arrancado y el delantero uruguayo ya se ha vestido de corto. Ayer sólo se dejó ver en el césped de Martiricos a última hora de la tarde, antes estuvo en las dependencias interiores, donde trabajó en el gimnasio. Santos, que tenía permiso del club para incorporarse unos días más tarde tras jugar la fase de ascenso con el Sporting, fue sometido a los exámenes médicos y comenzó a ponerse a tono.

Con Santos ya en la Costa del Sol, es previsible que también se avance en su futuro. Tal y como apuntó días atrás este periódico, el delantero tiene previsto reunirse con Muñiz y con Caminero para trasladarle sus inquietudes, que pasan por estar lejos de Málaga. El club también quiere reunirse con él, pero para intentar convencerlo de que ser primer espada en Segunda esta campaña y reafirmar sus cualidades puede ser mejor que no ser protagonistas un año más en Primera.

Ahí estará el tira y afloja. Y la cuerda se deberá romper por algún lado, aunque Santos tendrá previsiblemente la última palabra. Y lo tendrá porque el delantero sudamericano tiene en su contrato una cláusula en la que puede salir cedido a cualquier equipo de Primera siempre y cuando se haga cargo de la totalidad de su ficha. Hay que recordar en ese sentido que Santos no verá rebajada su ficha por el descenso, como sucede con la mayoría de los jugadores de la plantilla.

Pero el charrúa no tiene pasaporte comunitario y en Primera no termina de tener un gran cartel. Es decir, algún equipo de la zona media baja puede apostar por su cesión, pero está por ver si dan ese paso.

Esa cesión sería el peor escenario al que se podría enfrentar el Málaga CF. A Santos aún le restan dos años de contrato. Si este año sale cedido y el Málaga CF no asciende, el curso que viene podría repetir operación y el club no habría amortizado un fichaje por el que pagó 4,2 millones de euros hace dos temporadas. De ahí que prácticamente se vea obligado a venderlo si finalmente llega una oferta suculenta.

«Contento y feliz»

En cualquier caso, será Santos el que decida. Y si el charrúa acaba seducido por ser la estrella de este Málaga, el club tendrá mucho camino recorrido también en la planificación. Santos, ayer, en la vuelta al trabajo lanzó un mensaje en redes sociales. Y lejos de mostrarse molesto por no haber resuelto su futuro o por regresar a Málaga, expresó su alegría por volver al trabajo tras un tiempo de vacaciones, donde ha podido recargar las pilas junto a su hijo. «Hoy me levanté contento, hoy me levanté feliz», expresó ayer por la mañana el charrúa. Puede que sea un primer paso hacia alguna parte.