Tres minutos en el coqueto Anxo Carro de Lugo resumen todo un partido, todo un verano de trabajo malaguista en el césped y en los despachos e incluso todo un año de sufrimiento blanquiazul. Esos 180 segundos envuelven lo que tardó Juankar en marcar el primer gol de la tarde (87´) y del curso en la Liga 123 para el Málaga CF, y el soberbio cabezazo del imponente Alfred N´Diaye (89´), donde se certificaba la remontada albiceleste, para poner los tres primeros puntos en el casillero y para desprenderse de todo un saco de complejos que venía arrastrando el malaguismo desde hace muchos meses. Dos goles, una victoria y una sonrisa de oreja a oreja devuelve la ilusión a tierras malagueñas. Un hecho tangible que debe convertirse en una bonita historia este año en el «infierno».
Los tres puntos son el mejor argumento para seguir creciendo, para llenar la autoestima y para levantarse después de tantas caídas. Hay mucha gente que ha trabajado muy duro para comenzar el curso en Segunda ganando, para cimentar un sueño con ladrillos de verdad, los que se ven en la clasificación. Pero el subidón de la remontada y del triunfo en Lugo no debe esconder las carencias que aún tiene este Málaga, que está en construcción y que tiene camino y lecciones por aprender.
El conjunto de Muñiz pecó de inexperto, se le vio falto de ideas por momentos, con jugadores descolocados o que piensan aún que están en Primera, y con poco instinto fajador para la categoría en la que ahora ya se encuentra. Si el Málaga CF quiere «campeonar» hacia la Liga Santander de nuevo, debe correr más que el resto, pelear más que sus rivales y saltar más que nadie. Después, los goles y la calidad de sus jugadores caerá por su propio peso. Pero no debe nunca creerse superior a ningún rival ni tampoco dar nada por sentado.
Y eso parece que fue lo que hizo de salida, porque el conjunto blanquiazul, ayer de negro, no sabía ni donde estaba jugando. Salió apático al Anxo Carro lucense. Sin ritmo, disperso y superado en todas las facetas. Fruto de ello llegó un error grosero de Ontiveros -una lástima, porque había sido de los más destacado en el verano- y el primer gol local (6´). Cristian Herrera no perdonó y con la mano abierta golpeó al malaguismo en la cara. Un mazazo que rescató de un plumazo las malas sensaciones del curso pasado. Y eso que la temporada no había hecho nada más que empezar.
El Lugo, que es un equipo ordenado, currante, fajador y agresivo cuando tiene que serlo, no dio concesiones.
Comenzó a especular con el resultado tras marcar y también a manejar el cronómetro. Y se sintió cómodo. El Málaga, sin ritmo y sin fútbol, se perdía en pases sin tensión y sin orden. Pero encontró un resquicio el equipo de Muñiz. Un punto débil en la zaga rojiblanca: los balones por alto.
En los córners, el Málaga comenzó a crear peligro. Primero fue Renato, luego Luis Hernández y también Adrián, que fue objeto de penalti que no fue pitado por el colegiado. Al descanso, el Málaga había apretado pero sin acierto y sin orden.
En la reanudación, Juankar entró por Ontiveros. Y pese al arreón inicial, no hubo mayor mejoría. De hecho, los errores en la zaga pudieron costar caros si no fuera por Munir, que salvó una clara mediada la segunda mitad.
Pero el técnico asturiano del Málaga sabe que en Segunda no terminan los partidos hasta incluso después de pitar el colegiado. Metió a Blanco, pero sobre todo a Hicham. Y el joven marroquí revolucionó el partido.
Por su banda tuvo un par de internadas de calidad. Y en una de ellas, casi cayéndose, logró centrar. El balón se paseó por el área, llegó a Juankar, que también a trompicones consiguió rematar a placer. Era el 86´ y el Málaga había salvado, al menos, los muebles en su estreno en la Liga 123.
Pero este Málaga no ha venido a Segunda para quedarse. Y nada más sacar de centro fue a buscar el segundo, el de la victoria. Y llegó. Un cabezazo de N´Diaye, el fichaje más ilusionante del verano, puso el balón en la escuadra de Juan Carlos, los tres puntos en el bando malaguista y la alegría camino de Martiricos.
Con puntos y con goles, el proyecto gana credibilidad. Es la primera victoria, queda mucho camino por recorrer, pero hacía tanto tiempo que el Málaga no ganaba que el fútbol parece volver a tener sentido. Disfruten, vuelvan a creer y vayan a La Rosaleda.