Este Málaga, que trabaja y ejecuta como si fuera un oficinista pero que se apasiona en el desempeño como si fuera un quinceañero es ya líder en solitario de la Liga 123. Lo hace con la sinceridad de ser un equipo rocoso, de momento sin brillo y con pocas dobleces, pero con unas pautas claras y bien marcadas. Este Málaga no pretende engañar. No quiere ser lo que no es. Pero a oficio, pocos le superan. Y hasta ahora, a la espera de que llegue el buen fútbol acompañando a los buenos resultados, el conjunto de Muñiz ya es líder en solitario tras hacer pleno en las tres primeras jornadas. Espectacular.

Puede parecer poca cosa en tan corto periodo de tiempo. Los eruditos de esta categoría, que tienen marcado con fuego los vaivenes que suele dejar el transcurso del campeonato, rebajan la euforia. Pero nadie se atreve a ponerle diques a la ilusión que genera en el malaguismo volver a ganar, a sufrir por un triunfo o a verse en lo más alto de la clasificación.

La afición sonríe. Se ha desprendido ya de esa careta gris que le acompañó todo el curso pasado. Ahora es tiempo de soñar. De ver en Harper al futuro matador. O en Munir al salvador que siempre se quiso. Un gran delantero y un portero extraterrestre. Con eso se ganan campeonatos. Y el Málaga los está descollando en este inicio fulgurante. Ambos fueron ayer los protagonistas en un guión que cada vez se viene pareciendo más al anterior. El Málaga CF tiene un patrón: trabajo, oficio, lucha y dosis de calidad para desnivelar la balanza.

Un ´Harperazo´ para marcar el gol del triunfo y un ´Munirazo´ para salvar los puntos son el resumen más fácil y rápido del partido. Pero lo cierto es que este Málaga está preparado para sufrir, para llevar el peso del partido si hace falta, como en los primeros compases hasta que encontró el gol del fuengiroleño internacional con Escocia. Pero también para nadar y guardar la ropa, como en la segunda parte, donde sólo sufrió en los últimos compases del choque.

Este Málaga, que tiene el evidente aroma de Muñiz en sus cuatro costados, va sumando puntos sin ceder ante nadie. Ayer, en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, con un reducto de más 600 malaguistas, el conjunto blanquiazul salió con la lección aprendida. Y eso que Gustavo Blanco y Pacheco se estrenaban en el once. Pero el trabajo sucio del argentino y la calidad del pizarreño son oro molido.

Adrián hizo de Recio. Y el cambio no se hizo notar, gracias al marcado acento que tiene este equipo tras pocos meses de vuelo.

Por eso, sin mucho que arañar aún en el partido, Harper recogió un balón en le centro del campo y sólo con el control ya se zafó de dos defensores. Corrió hasta el área rival, donde antes de llegar abrió a la izquierda a Pacheco. Y el malagueño, tras controlar, la centró rasa y al primer palo para que llegara el de Fuengirola libre de marca para empujar con la zurda. Corría el minuto 24´. En eso sí cambió en guión con respecto a los anteriores partidos. Ahora el Málaga tenía viento a favor mucho minutos por delante.

El partido, entonces, viró. El Málaga dio un paso atrás y el Almería, otro hacia adelante. Corpas pudo poner la igualada en dos acciones antes del descanso.

En la reanudación, el plan a seguir era el mismo: defender ordenados y esperar una oportunidad. Pero no terminaban de llegar. Un despeje de Pau (55´) puso a prueba a Munir, que había ido a Almería. Y aunque anularon un tanto a Blanco por falta (66´), Aguza volvió a poner a prueba al marroquí (72´).

Entonces entró Hicham. Y volvió a darle verticalidad y rapidez al equipo. No había excesivo sufrimiento en defensa. Pero los fallos del joven marroquí (82´) y de Mula (89´) impedían que el partido estuviera muerto en el 90.

Entonces el Almería creyó. Vio la oportunidad de sorprender. Y a punto estuvo. En la prolongación, un centro lateral se paseó. Un rechazo cayó a uno de los jugadores rojiblancos que estaban dentro del área y frente a Munir sólo tuvo que fusilarlo. Era gol. Era el tanto del empate que truncaba la racha inmaculada de victorias blanquiazules. Pero no lo fue porque el Málaga CF tiene un señor portero, un guardameta que salva partidos y puntos.

Ayer fue la noche de Harper y de Munir, pero también de Muñiz. Su sello, de momento, guía el camino al liderato. El resto ya se verá. Ahora, a por el Tenerife.