El tiempo pasa tan rápido que a veces da vértigo asomarse. Eso bien puede corroborarlo Víctor Varela, ejecutivo malagueño que en cinco años ha dado una voltereta en su vida tras salir del Málaga CF para sentarse mañana viernes en el palco de La Rosaleda como consejero delegado y vicepresidente del Albacete Balompié, próximo rival malaguista.

Hay un amigo en las filas del enemigo. O al menos un viejo conocido, con grandes vínculos dentro del club, en el equipo, sobre el césped e incluso con la grada, donde tiene su abono de malaguista. Y es que debajo de la camiseta blanca del Albacete está la blanquiazul. Porque el ahora dirigente ha crecido y se ha formado en las oficinas de La Rosaleda. «Al Málaga le debo todo», admite.

«Sensaciones encontradas, seguro. Va a ser la primera vez que pise La Rosaleda y vaya con el equipo rival. Eso no me ha ocurrido nunca. Estoy completamente identificado con el proyecto del Albacete. Defiendo los intereses del Albacete. Pase lo que pase va a ser una situación anómala y extraña. En el club tengo grandes amigos. Es conocido por todos, que con Muñiz me une un vínculo más allá de la amistad, es parte de mi familia. Los he seguido donde han estado. Pase lo que pase va a ser anómala, no sólo por el vínculo con Juan Ramón. Pero también con Paco Martín Aguilar, Ben Barek, Benítez, Lucas... Es donde están todos mis amigos. Vamos a ver cómo transcurre todo», apunta Varela, que fue integrante del departamento de comunicación del club, delegado del primer equipo, director de comunicación y consejero en algo más de diez años.

El malagueño, tras salir del club club en 2013, continuó vinculado al Grupo NAS. Pero por poco tiempo. Luego estuvo en Catar, a una empresa sin vínculo alguno con Al-Thani. Pero no tardó en volver al fútbol español, esta vez en el Alcorcón. Para entonces ya había mantenido contacto con Edmundo Kabchi, otro viejo conocido del malaguismo, para buscar un club en España e intentar entrar en el accionariado.

Ese fue el Albacete. «Es la opción que más nos cuadraba», asegura el hombre fuerte en España del conjunto manchego. Ése es el presente, pero el pasado está teñido de blanquiazul. Porque Varela recuerda con gran cariño su etapa en Málaga. De hecho, él fue de las piezas en el gran engranaje que conquistó el último ascenso. Y como delegado del equipo entonces, lo recuerda con satisfacción. «Se cumplen diez años de un grupo maravilloso, y de mi primera experiencia real para mí en el deporte profesional -me refiero a una situación cercana al terreno de juego, no vivirlo desde fuera como había hecho hasta entonces-. Cuando te sientas en un banquillo, todo es diferente y ves que no sabes todo. Dar las gracias a Muñiz, Fernando Sanz y Pepe González Torres, que se portaron conmigo de maravilla. Me quedo con ese año, por encima del de la Champions. Por lo que significaba ese año para el club, era una situación complicadísima económicamente. Proceso concursal. Fue un año que se mezclaron cientos de emociones. Con una plantilla que era una piña, se consiguió el objetivo. Con mucho sufrimiento, pero es la temporada que recuerdo con mayor cariño».

Sin embargo, Varela cree que cada año es diferente. «Si hay alguna similitud es en lo que se refiere a la dirección del equipo, porque hay un entrenador que sabe de que va la categoría. El sello de Muñiz está seguro. Pero hay muchas diferencias entre un equipo y otro. Pero por temas económicos ahora, es muy diferente», apunta.

También habla de los años post Champions, que fueron grises y con ventas de jugadores impopulares. «Los que sabemos lo que ocurrió somos lo que estuvimos dentro. Hubo un cambio de modelo muy importante. Nos convertimos en un club con unos gastos como los de la parte alta de los equipos pero con ingresos como los de la parte baja. Gigantes con pies de barro. Pero apareció la figura de Moayad Shatat y recondujo la situación. Nadie sabía hacia dónde nos encaminábamos. Hicimos traspasos por los que nadie estaba de acuerdo, pero era una situación de superveniencia. Tras reconducir esa situación, este descenso creo que es un paso atrás para el club», lamenta.

Sobre Al-Thani, sin embargo, tiene buen recuerdo. «No tengo mucho contacto con el jeque. Pero la relación es cordial», afirma tras admitir que hace años tuvo una oferta para volver a Málaga, aunque «no estaba capacitado para asumir ese reto».

Ahora, con un Albacete con muy buena pinta y con los deberes hechos desde el verano, el conjunto manchego sueña. «Somos conscientes de que tenemos muchas limitaciones en el plano económico, pero creemos que tenemos que dar un paso más esta temporada».