«Impresionante», «espectacular», «increíble»... Son sólo algunos de los piropos que la plantilla del Málaga CF, agradecida, regaló a su afición minutos después de la conclusión del partido en La Rosaleda, tras remontar al Albacete y donde la grada blanquiazul jugó un papel estelar. Fue ahí donde la incansable afición malaguista fue determinante y decisiva para recuperar tres puntos que comenzaban a tener olor manchego. Fue, un capítulo más de La Rosaleda: El jugador número 12.

De sobra es ya conocida -y por algunos incluso temida- la ruidosa afición malaguista que cada partido en casa aprieta y se hace notar. Sin embargo, el pasado viernes prácticamente se vistió de corto para bajar al césped y empujar en busca del gol del empate. La situación comenzó a fraguarse en el minuto 57, cuando el colegiado señaló un claro penalti de Pau Torres a Zozulya. El gol de Bela, un minuto después, coincidió con una reacción impulsiva de la grada con vítores, cánticos y aplausos. El objetivo era claro: buscar la reacción del equipo de Muñiz, que hasta entonces había demostrado ser mejor sobre el césped, aunque no en el marcador.

Fue, sin duda, un momento mágico que indudablemente también llegó a los propios jugadores. Como si el equipo hubiera pulsado el botón del KERS -el sistema que utilizan los Fórmula Uno para tener por unos segundos mayor potencia-, se desató sobre la portería de Tomeu Nadal un vendaval de fútbol ofensivo.

El Málaga apretó, arrinconó al Albacete y acabó marcando el primer gol sólo seis minutos después de haber encajado el 0-1. Fue obra de Blanco Leschuk tras varios córners seguidos. Tres minutos después, en el 67´, el argentino ponía el doblete en su casillero y también certificaba la remontada. Dos goles que tenían el sello malaguista y el aroma de las grandes gestas.

La afición enloqueció y el Málaga siguió buscando la meta rival, como si estuviera enrabietado o herido en su orgullo por el gol inicial de los manchegos. Pero el marcador ya no se movió más, ni para bien ni para mal.

Era evidente que la afición había jugado un papel decisivo en el partido, que había cambiado las tornas y que con el empuje de los casi 19.000 aficionados que había en la grada, el triunfo y el liderato se quedaban en Málaga.

No tardó la plantilla blanquiazul en agradecerlo, de manera unánime.

El primero en hacerlo fue Muñiz. Fue el primer malaguista en hablar públicamente. Y en sala de prensa, en respuesta a la primera pregunta, abordó el tema. «Lo primero que quiero es agradecer el apoyo de la afición, nos ha llevado en volandas, nos ha hecho crecer y nos ha ayudado mucho. Eso es vital para nosotros», dijo el asturiano, que aludió en varias ocasiones al decisivo papel de los malaguistas desde la grada.

Pero en zona mixta Kieszek y Blanco Leschuk también de deshicieron en elogios hacia el respetable. «En este caso la afición tiene mucho mérito porque cuando nos hacen el gol ellos empezaron a cantar y a agitar más y eso nos motiva mucho a nosotros. Muchas gracias por el apoyo de hoy, fue muy impresionante», comentaron.

También lo hicieron varios jugadores por las redes sociales, agradeciendo el apoyo. «Enorme el aliento de nuestra afición», dijo el capitán Ricca. «La Rosaleda espectacular, así es más fácil», comentaba Harper. «Increíble apoyo de todos», certificaba Pacheco. Todos firmaron por muchas tardes como la del pasado viernes.