Si a cualquier malaguista le dicen en verano que el Málaga iba a empatar en El Molinón, sin cuatro de sus titulares (Luis Hernández, Ricca, Adrián y N´Diaye), seguro que muchos lo habrían firmado. Sacar un ´puntito´ de un campo con la mística y poso de un estadio de Primera, ante un supuesto rival directo, siempre es positivo. Pero si lo hace de la forma que lo hizo ayer, la cara de tonto que se te queda es la misma que si la chavala que te has ligado durante toda la noche en una discoteca acaba largándose con otro.

Porque la sensación que dejó el partido, al menos en caliente, es la de que el Málaga perdió dos puntos en vez de ganar uno. Se dejó empatar en el descuento, cual pipiolo, en una acción poco afortunada de Pau Torres y que aprovechó un viejo zorro como Carmona, especialista es sacar provecho de la nada. El Málaga lo sabía. El Sporting es propenso a salvar los muebles sobre la bocina, pero la defensa de los blanquiazules pecó de indolente. Hasta el rabo todo es toro.

Antes, el conjunto blanquiazul se adelantó por dos ocasiones. Primero gracias a Juanpi (65´) y después a Koné (80´), tras empatar el propio Carmona de penalti.

Seguro que a largo plazo el punto conseguido en El Molinón sumará para lograr el objetivo, pero lo cierto es que el Málaga pasó de un plumazo de volver a liderar LaLiga 123 a caerse de los puestos de ascenso directo, donde había aguantado sin fisuras desde la segunda jornada.

La lucha por el ascenso está cerradísima, con cuatro equipos en un punto. Nadie regala nada, cada gol, cada punto suma y pasar de ganar tres puntos en el coso asturiano a que te empaten sobre la bocina duele. Y mucho.

Lo cierto es que el Málaga hizo lo justo para haberse llevado los tres puntos. Ni más ni menos. Dominó en la primera mitad sin forzar la máquina y daba la sensación que si imponía una marcha más se llevaría el gato al agua. Se adelantó en el marcador por medio de Juanpi, que aprovechó un rechazo tras fallar un penalti Blanco Leschuk. El Sporting protestó el gol, pero fue legal porque el balón cruzó en su totalidad la línea. El tanto llegó cuando mejor estaba el Sporting y por momentos los de Muñiz supieron jugar con la ansiedad del rival, muy necesitado y hecho un flan en labores defensivas.

Pero pronto empató por un «penaltito» de Koné sobre Carmona, con aroma a compensación tras las protestas por el gol de Juanpi. La tónica fue la misma tras el empate y el Málaga volvió a adelantarse pocos minutos después gracias a Koné, que al igual que Juanpi se estrenaba como goleador esta temporada. Parecía que el Málaga iba a matar el partido. Blanco Leschuk estrelló un cabezazo en el palo que bien pudo ser la puñalada definitiva al Sporting y la sentencia final a su técnico Baraja.

Pero al final, cuando el Málaga acariciaba por fin el triunfo fuera de casa tras dos meses de sequía sin ganar lejos de Martiricos, apareció Carmona y la desidia defensiva para dejar al Málaga sin una victoria que no supo cerrar.

La Liga 123: Resumen del Sporting - Málaga

La Liga 123: Resumen del Sporting - Málaga

El periplo de dos partidos por el norte de España del Málaga no puede ser positivo, al menos en lo que ha resultados se refiere. Un punto de seis tras sus visitas a El Sadar y a El Molinón es un pobre balance para un equipo que ha dado la sensación de poder haberse llevado los dos partidos al zurrón.

En cambio, el de ayer deja algunas conclusiones positivas más allá del resultado. Los menos habituales que jugaron ante las numerosas bajas del Málaga dieron la cara. Sobre todo emergió la figura de Lacen, que tenía que sustituir a N´Diaye, quizás uno de los jugadores más importantes. El franco-argelino tiró de veteranía y experiencia para mandar en el centro del campo y confirmó que hay fondo de armario cuando los «fijos» no están.

Ahora, tras esta «minigira» lejos de Martiricos, el fútbol vuelve a La Rosaleda, donde el Málaga se muestra inexpugnable y donde ha cimentado su candidatura al ascenso. La tiranía mostrada durante todo el curso como local la debe sufrirla ahora el Nástic, colista de la categoría y que debe pagar los platos rotos de estas dos «fallidas» salidas.