A las 8.47 horas, cuando el sol tempranero clarificaba la fachada de la Ciudad de la Justicia de Málaga, el subdirector general de BlueBay, Gonzalo Hervás, junto a uno de los letrados demandantes, entraba en el edificio donde estaba previsto celebrar, por fin, un juicio que parece no tener final entre el jeque Al-Thani y la empresa hotelera.

Todavía a esa hora no habían llegado los medios de comunicación, que pocos minutos más tarde ya dejaban ver sus cámaras, acompañadas de sus respectivos micrófonos, así como varias grabadoras esperando la ansiada llegada de un jeque ausente en la capital malagueña durante un año y medio.

La escena la completaron cuatro -cantidad literal- activistas en contra de la tala en los terrenos del Arraijanal, lugar donde se está construyendo la futura ciudad deportiva del Málaga CF y el sempiterno Mocito Feliz, acompañado del que se hace llamar su becario, que lo mismo celebra un domingo por la noche el triunfo de Vox en las elecciones de Andalucía que se fotografía con la Pantoja y David Bisbal o madruga un martes de diciembre para dejarse ver en las puertas de la Ciudad de la Justicia con Al-Thani o quién pase por allí.

Lo cierto es que se respiraba cierta incertidumbre por la esperada llegada de un sheikh cuya figura en Málaga, desde aquellos años gloriosos (deportivamente hablando), se desvanece cada vez más conforme pasan los años.

A las 9.36, como conductor de un impecable Range Rover llegó el, hasta ahora, propietario del Málaga CF. Con su habitual y aparente temple se bajó del auto para dirigirse tranquilamente al lugar que acogería el juicio.

Una vez dentro, durante la espera en el pasillo previa a la entrada a la sala, se produjo la llegada de la parte demandante. Los cruces de miradas no se hicieron esperar. Un Al-Thani camuflado entre los diversos medios y acompañado de su traductor, mantuvo una primera conversación con Joaquín Jofre, abogado del Málaga y reclamado como testigo por la defensa de BlueBay. Sí hubo un caluroso saludo con Vicente Casado, a quien el propio jeque desautorizó a tomar cualquier decisión relativa al club hace aproximadamente 3 años cuando estaba al mando de la dirección de la entidad albiceleste.

Otras reconocidas figuras de este caso como Jamal Iglesias. presidente de BlueBay, y Moayad Shatat también se encontraban en un pasillo que reunió durante un rato a las personalidades más relevantes de estos últimos 5 años de la gestión del equipo de fútbol, en una tensa espera hasta la «presunta» celebración del juicio.

Eso sí, ni rastro del exvicepresidente blanquiazul Abdullah Ghubn, el otro querellado por Al-Thani y cuya ausencia fue la gran noticia del día, ya que provocó el aplazamiento del juicio.

Podría haber sido una jornada decisiva para poner contra las cuerdas la gestión del jeque sobre su club «tan querido» y pasar a manos de la cadena hotelera BlueBay o, para su mejor suerte, mantenerse en la propiedad del club malagueño. Pero el ilocalizable y desaparecido Ghubn impidió que todo siguiera su curso.

El 21 de febrero tendremos (si no hay más contratiempos) el principio del desenlace de este culebrón, fecha en la que se retomará el juicio. Imposible predecir el desenlace y más difícil aún, asegurar que estén todos los «invitados al convite» a la hora prevista y en el sitio indicado. To be continued...