El Málaga despidió el 2018 con un empate sin goles ante el Real Oviedo en el Tartiere. Un resultado que se da por bueno visto el partido, donde el reparto de puntos fue lo justo ante el miedo de uno y otros a irse de vacío. No sufrió en exceso el conjunto de Muñiz, bien plantado, pero tampoco creó buenas situaciones de gol. Solo la salida de Ontiveros en la segunda parte le dio cierta profundidad y de sus botas nació la jugada más peligrosa del cuadro malaguista, un pase al espacio magistral a Blanco Leschuk que superó a Champagne por alto, pero fue anulado por un más que dudoso fuera de juego.

Las virtudes defensivas del Málaga y, sobre todo, el miedo a irse definitivamente a por el partido de un Oviedo inmerso en un mar de dudas por los resultados -Anquela se la jugaba ayer-, propició el empate en un duelo que nos será recordado por su buen fútbol. Sí estuvo cerca de ser recordado por la tragedia, ya que Mehdi Lacen dio el susto al quedar tendido en el área malaguista, boca a bajo y sin conocimiento tras un golpe con un rival. La imagen sobrecogió a todos, pero rápidamente fue asistido, recuperó la conciencia e incluso pudo terminar el partido sin más problemas.

Poco hubo que rascar en la primera parte, por momentos tediosa y propia para una siestecita dadas las horas del partido y lo que pusieron uno y otro equipo sobre el maltrecho césped del Carlos Tartiere (sorprende un campo en tan mal estado en Asturias). Durante muchas fases no sabíamos si lo de ayer en la sobremesa era un partido de fútbol o una etapa llana del Tour de Francia para echar una cabezadita.

De hecho, la primera ocasión clara y casi la única de toda la primera mitad no llegó hasta el minuto 33, cuando Viti le ganó la espalda a Pau Torres y se plantó solo ante Munir. El portero consiguió desviar el tiro del oviedista y el rechazo, ya con todo para que Bárcenas marcara el primero, lo consiguió sacar Diego González de manera milagrosa.

Porque el Málaga a penas llegó con peligro al marco que defendía Champagne. Solo a pelota parada el equipo de Muñiz, muy plano y sin casi desborde, inquietaba al rival. Así, las faltas laterales y los córners que botaron Pacheco y Juanpi se convirtieron en el principal arma ofensiva de los blanquiazules, cómodos en este tipo de partidos cerrados y sin muchas ocasiones.

LaLiga123: Resumen del Oviedo - Málaga

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Y es que, si el Málaga ya es poco amigo de liarse la manta a la cabeza y atacar con todo cuando juega en La Rosaleda, fuera de casa esa tendencia de «nadar y guardar la ropa» se acentúa.

Con la misma dinámica arrancó la segunda parte. Con mucho ritmo pero con poquísimo fútbol. El Oviedo lo intentó un poco más e incluso Viti rozó el gol pero su disparo se estrelló en el palo. El partido era completamente plano y solo se sobresaltó por el susto que protagonizó Lacen y su pérdida de conocimiento y que no tuvo, por suerte, mayores consecuencias.

Muñiz utilizó tarde la carta de Ontiveros, que en 20 minutos hizo más que los 22 jugadores que saltaron al césped. Encaró, disparó y asistió con maestría. Incluso, un más que dudoso fuera de juego de Blanco Leschuk cuando el argentino ya había superado a Champagne impidió al Málaga irse del Tartiere con tres puntos.

Ahora, dos semanas hasta que vuelva a rodar la pelota, un tiempo para descansar y recargar pilas que bien harán los jugadores en aprovechar. La Segunda no da tregua y el 2019 debe venir cargado de ilusión y sacrificio por el ascenso.