La sombra de la suspensión no ha dejado de planear sobre el partido del Málaga CF-Reus desde hace semanas y conforme más se acerca el choque, más dudas hay al respecto. Una situación que es la comidilla día sí y día también en el vestuario del Málaga CF, pero también entre los propios aficionados blanquiazules, que quieren abrir el año 2019 con un partido en La Rosaleda.

Hasta ayer, todo hacía indicar que el encuentro entre blanquiazules y rojinegros se acabaría jugando el domingo 6 de enero a las 20.00 horas. Sin embargo, varias informaciónes apuntaban ayer a que la propia Liga había sugerido suspender los dos próximos compromisos del Reus al considerar a su juicio que el conjunto rojinegro no está en condiciones óptimas de competir. Por lo tanto, hoy debe fallar el juez de disciplina deportiva al respecto para bien o para mal, con muchas opciones de que finalmente se suspenda.

El encuentro se ha convertido en un partido de «alto riesgo» deportivo, por la posibilidad de que no se juegue o, en su extremo, que no se llegue a terminar.

La situación es peliaguda. Los graves problemas económicos que rodean al Reus y que han provocado ya la salida de varios jugadores -Edgar Badia, Shaq Moore, Mikel Villanueva, Tito Ortiz, Fran Carbia y Vitor Silva-, todos ellos tras resolver sus contratos por impagos, genera un ambiente de desazón y de pesimismo dentro del vestuario del Reus. Actualmente son sólo 12 jugadores profesionales los que tienen ficha federativa, los mínimos que exige LaLiga para poder competir.

En el club está un decimotercer jugador, Karim Yoda, que pese a estar al día en los cobros no fue inscrito en verano ni lo será ahora por los problemas económicos del conjunto reusense. Además, Jesús Olmo y David Querol podrían también abandonar el club si no cobran los atrasos antes del 8 de enero.

En cualquier caso, todos parecen estar dispuestos a jugar en La Rosaleda, pese a que las especulaciones en las últimas fechas se habían desatado con la no presencia de algunos de sus 12 componentes. La convocatoria, de jugarse el partido, se completaría con varios canteranos del Reus B Cambrils, pero todo hace indicar que de seguir para adelante, se jugaría.

Sin embargo, con el Reus ya en Málaga y jugando en La Rosaleda se abriría otra vía para acabar por la vía rápida lo que puede ser un calvario. La normativa de la RFEF -en su artículo 223 del Reglamento General- exige que haya un mínimo de siete profesionales en el once inicial para poder arrancar el partido. De hecho, el número mínimo de futbolistas en un equipo es de siete.

Esto quiere decir, como supuesto extremo, que si el Reus juega y parte de inicio con 11 profesionales, realiza los tres cambios con jugadores del filial y dos de sus profesionales tienen que abandonar el campo por lesión o expulsión, el partido quedaría suspendido entonces. «Si tal reducción de un equipo a menos de siete futbolistas hubiera sido motivada por expulsiones, el partido se resolverá en favor del oponente por el tanteo de tres goles a cero; salvo que éste hubiera obtenido, en el tiempo jugado hasta la suspensión, un resultado más favorable, en cuyo supuesto éste será el válido», explica la normativa.