El Málaga CF se mide este sábado al CD Lugo en La Rosaleda para dar el pistoletazo de salida a la segunda vuelta de La Liga 123. Un rival especial, y no porque le una ningún lazo con el cuadro lucense, si no porque fue el primer oponente blanquiazul en su regreso a la Segunda División más de una década después. En el Anxo Carro, el cuadro de Juan Ramón López Muñiz pudo comprobar in situ las dificultades de la categoría en su estreno liguero, sufrió en sus carnes la igualdad y los pormenores de los campos de la categoría de plata y se remangó para llevarse tres puntos sobre la bocina (1-2). Un triunfo que supuso un toque de atención para saber dónde estaba y lo difícil que iba a ser el camino de intentar volver a Primera.

El partido en tierras gallegas, después de un verano muy convulso y sin varios jugadores en el plantel ante la imposibilidad de inscribirlos por el límite salarial, fue para el Málaga un master acelerado de 90 minutos de lo que se iba a encontrar este curso en Segunda, quizás el campeonato más complicado de la categoría de plata en la historia del fútbol español. El Lugo, por si los jugadores del Málaga no lo habían asimilado en las charlas de Muñiz durante la pretemporada, les metió en la cabeza que el camino hacia Primera no iba a ser precisamente de rosas y que había que pelear cada balón dividido, cada salto, cada córner en una y otro área sin mirar el escudo del rival.

Y es que, 6 minutos después del pitido inicial, del estreno liguero del Málaga, el Lugo le dio la primera bofetada de realidad al cuadro de Muñiz. Un error de Ontiveros en la zona del campo donde no se debe especular propició que Cristian Herrera batiera a Munir. Zas, la primera en la frente y a remar a contracorriente. Los nervios del debut y de verse por detrás en el marcador a las primeras de cambio propició que el Málaga no se encontrara en la primera parte.

Así, cuando se mascaba la tragedia, el equipo mejoró en la segunda mitad, le tomó el pulso al partido y a la categoría y tocó zafarrancho para arrinconar al Lugo. Por fin el Málaga ejercía su condición de favorito y no sin una pizca de suerte consiguió darle la vuelta al marcador en los minutos finales. En solo tres minutos el cuadro de Muñiz remontó gracias a los goles de Juankar (85') y N'Diaye (88'), para dar el primer golpe de autoridad después de haberlas pasado canutas.

Un triunfo que puso los cimientos para encadenar una racha de cinco victorias seguidas para colocar al Málaga en lo más alto de la clasificación. Por ello, los tres puntos conseguidos en el Anxo Carro no se puede considerar como una victoria más. Se trataba del primer partido de Liga, del regreso a una categoría ya olvidada para el Málaga, acostumbrado en una década a codearse con los mejores de Europa y pelear por cotas más altas, y el equipo pudo y supo entrar con el pie derecho en Segunda División.

Fue la primera batalla de las 21 que ha disputado hasta la fecha, saliendo victorioso en 12 de ellas. El Málaga no es líder de la categoría, está tercero a un punto del Granada, pero es, hasta la fecha, el que más partidos ha ganado en la temporada.

Es cierto que ha sufrido algunas derrotas duras y sonrojantes, como la más reciente ante el Reus que no entraba en el guión de ningún aficionado al fútbol; o la derrota ante el Extremadura en tierras pacenses, en plena crisis de resultados del equipo fuera de casa.

Así, en el ecuador de la temporada y ante la visita del primer rival de este "añito en el infierno", el Málaga está en números de ascenso directo, peleando con sus armas y elevando el ideario de Muñiz a la enésima potencia para mantenerse en la lucha por el objetivo. El Lugo marcó el camino hace seis meses en una calurosa tarde de mediados de agosto. Ahora, bajo el frío invierno, este sábado buscará emular el buen arranque liguero en esta segunda vuelta, donde de verdad se reparte el bacalao y los objetivos pasan a ser obligaciones.