Agonía y alegría son palabras tan parecidas y a la vez tienen un significado tan dispar que es difícil conjugarlas en la misma frase e incluso sentirlas de golpe. Pero el Málaga CF es capaz de eso y de mucho más. Porque anoche, en un partido taquicárdico -otro más- rescató tres puntos de oro del autobús del CD Lugo para colocarse en lo más alto de la clasificación y para ser el mejor de todos los equipos que pelean en la Liga 123, a la espera de acontecimientos. Posiblemente el conjunto gallego, que cuajó una actuación notable, no se explique cómo sucedió. El malaguismo, visto lo visto sobre el césped, tampoco. Lo que le concede más mística al triunfo, pero también lo siembra de incógnitas. Tres puntos, victoria de nuevo en casa, liderato y a esperar. La mejor medicina para corregir las dudas existenciales que tiene este equipo, el líder de la categoría, y que ayer volvieron a aparecer por momentos.

Salvó el Málaga un partido que encaró de nuevo de manera horripilante, que no dominó en ningún momento y que acabó pidiendo la hora con una jugada polémica contra diez. Si éste es el Málaga que nos espera de aquí al final de Liga, la moneda unas veces saldrá cara y otras, cruz. No cabe duda que con la calidad que hay en la plantilla saldrá más veces favorable, pero también las habrá que no. Y ahí se puede escapar el ascenso. Demasiado azar.

LaLiga 123: los goles del Málaga - Lugo (2-1)

LaLiga 123: los goles del Málaga - Lugo (2-1)

Anoche, Adrián y Harper empujaron la moneda hacia el lado bueno. No hay una explicación aparente de cómo llegó la remontada. Porque el equipo de Muñiz volvió a pasarlas canutas. Se paseó por Martiricos el fantasma del Reus con el 0-1 local. Y sólo reaccionó a base de empuje y de coraje, aunque con poco fútbol. En cualquier caso, un triunfo que espanta una crisis existencial que venía hacia Málaga, pero que no puede esconder algunos malos hábitos que tiene este equipo ahora, justo en mitad de la temporada.

Porque lo peor de la noche no era ver al Málaga perder, era verlo preso de sus propios miedos y de sus dudas. Así fue tras el tanto inicial del Lugo, obra de Josete Malagón (8’) en una mala acción defendida de la zaga y un claro error de Munir.

Las dudas comenzaron a crecer en el Málaga. Había prisas. Imprecisiones y cierta anarquía. El Málaga no mostraba serenidad ni sosiego. Y fruto de ello, cometía errores impropios, despistes y cierto descontrol. Un nerviosismo que se fue acrecentando con el paso de los minutos y con el runrún de la grada, que llegó incluso a pitar la pasividad o el planteamiento con acento defensivo del equipo pese a ir perdiendo.

Sólo una falta de Lombán sacada con acierto por Juan Carlos llevó el peligro necesario para pensar en la remontada. Pero fue al final de la primera parte.

Todo hacía indicar que en vestuarios Muñiz echaría un rapapolvo importante a su equipo para virar la situación y para buscar una reacción. De hecho, nadie calentó en el descanso y toda la plantilla se refugió en el búnker del vestuario durante los largos 15 minutos de tregua.

Pero la salida al césped en la segunda mitad siguió el mismo patrón que en la primera. El Málaga no tuvo cambio de jugadores, ni revulsivo táctico. Pero encontró la lucidez necesaria y el temple para bajar revoluciones, respirar y comenzar a fluir el juego. En la primera jugada triangulada del Málaga, Ricca subió la banda, la centró a Blanco que pasó de cabeza a Adrián para el empate (50’).

Ya había otro brillo en los ojos malaguistas. Y la victoria ya no era una quimera. Muñiz comenzaba a mover al equipo. Hacía debutar a Seleznov y daba entrada a Pacheco. Pero fue la expulsión de Josete (75’) en una falta a Blanco la que ayudó a llegar a la meta.

Cinco minutos después, una nueva internada de Ricca por banda y un centro medido encontraba la testa de Harper para culminar la remontada (80’) y para lanzar el Málaga al liderato.

Con uno más y con viento a favor todo hacía indicar que los tres puntos se quedaban en casa, pero aún habría que sufrir varios microinfartos más. Primero con un paradón de Munir a cabezazo de Iriondo (82’). Y luego, ya en la prolongación, la polémica jugada de Harper, que sacó en la línea de gol el balón. Aún no está claro si fue con la mano o con el pecho.

Demasiado sufrimiento para este Málaga, que no supo matar el partido con anterioridad. Por todo eso, la alegría no está reñida de la agonía.