Gustavo Exequiel Blanco Leschuk (Mendoza, Argentina, 5 de noviembre de 1991) es de esos delanteros que no se les mide por el número de goles que lleve en su nómina. El ‘Tiburón Blanco’ le gusta moverse por todo tipo de aguas. Y aunque ahora anda preocupado con la sequía de tantos que arrastra desde octubre del año pasado, su buen juego y su solidaridad -reseñable su paso al frente cuando se lesionó del hombro- son valores al alza por el malaguismo y el propio entrenador.

El atacante argentino tiene una dilatada experiencia internacional. Tímido, parco en palabras y escurridizo, Blanco Leschuk habla en el césped y entiende a la perfección el lenguaje del fútbol. El idioma de los jugones.

La primera pregunta es obligada. ¿Cómo está de su hombro, tiene molestias o hace algún tratamiento especial?

Sí, tengo pequeñas molestias. Cuando duermo del lado del hombro me molesta, no puedo dormir. Una pequeña molestia tengo pero no me impide correr, por eso estoy entrenando.

¿Entonces, no era para tanto o es que usted ha forzado para no estar ni de baja una semana?

Sí, forcé yo un poco. Si daba para mucho o no, eso lo decidía el médico.

Muñiz le ensalzó públicamente por ello. ¿Es de suponer que eso le gratificará, no?

Estoy muy agradecido al entrenador por darme la oportunidad de jugar. Siempre intento en el campo hacer lo mejor e intentar dar lo mejor de mí. No sabía que dijo eso de mí, tras el partido no miro ni leo nada de entrevistas, no me gusta mirar ese tipo de informaciones porque se pueden malinterpretar algunas declaraciones. Me gusta mirar el partido que hacemos nosotros. Pero públicamente darle el agradecimiento.

Como buen argentino, el fútbol está bien arraigado en su vida. Su padre fue futbolista, su hermano… En su familia está el gen del balompié.

Sí, siempre tuve una familia de futbolistas por parte paterna. Mi primo, mi tío y mi padre, también. Desde pequeño siempre me regalaron un balón. Así que tenía que ser futbolista sí o sí.

Ha recorrido medio mundo con las botas a cuestas... y lo que le queda. Es de suponer que el fútbol para usted debe ser algo más que un deporte. Un canal para conocer otras culturas, para viajar, para conocer idiomas…

Estoy muy agradecido al fútbol porque me hizo conocer muchas buenas personas y muchos lindos lugares. Si no jugase al fútbol estaría en Argentina trabajando de otra cosa. Es muy difícil salir de allí porque es un país difícil económicamente, muy pocas personas salen de allí. Estoy muy agradecido al fútbol y por supuesto a mi familia, que me apoyó siempre.

¿Cuántos idiomas habla?

Hablo un poco el inglés y ruso. Evidentemente el ruso es mucho más difícil.

Y ahora ha recalado en Málaga. El club tiene una opción de compra por usted a final de temporada. ¿Le ha comunicado algo de si la va a ejercer?

Aún no he escuchado nada ni que vaya a venir nadie por parte del club a decirme algo. Yo estoy muy tranquilo. Sólo pienso en el siguiente partido. Si después se da la opción de compra o no, eso depende de mi agente, del club y del otro club. Hoy en día sólo tengo que pensar en el siguiente partido. Es cierto que hay una diferencia notable entre Málaga y Ucrania, estaría bien seguir aquí, pero esto es el fútbol y no lo decido yo.

¿Volviendo al día a día, el partido del Almería ha dejado secuelas en el equipo?

Fue una amargura que nos hicieran un gol en los últimos minutos. Pero esto es el fútbol, hay que seguir, esas cosas pasan. Hay veces que juegas bien y lo pierdes y otras juegas mal y lo ganas. No hay que darle más vueltas. No pensamos más en el partido del Almería, sólo vimos los errores que cometimos, pero nada más.

¿Sigue siendo una palabra prohibida en el vestuario la del ascenso? ¿Hacen cuentas para subir a Primera?

No, lo que decimos es que tenemos que ir partido tras partido. Y cuando te quieras acordar ya llevas muchos puntos. No queda otra, pensar a futuro no nos sirve.

No marca desde el 29 de octubre contra el Numancia. ¿Ha llovido demasiado no?

R Sí, ha pasado mucho tiempo. Me siento muy mal por no haber marcado pero estoy ayudando al equipo, que para mí también es importante.

No aparenta estar agobiado con la situación... Es curioso pero a un delantero cuando no marca parece que se le cuestiona, pero a usted nadie le ha cuestionado en ningún momento.

La gente puede decir muchas cosas, pero al final lo decide el entrenador, lo que tengo que hacer y lo que no. Pero como delantero tengo a veces suerte de hacer goles y otras veces, no.

Van Nistelrooy tenía una frase famosa de que los goles son como el ketchup, a veces no salen por mucho que lo intentes y luego vienen todos de golpe...

(Risas) Sí, es así. Esperemos que el domingo salga algo.

No ha marcado aún lejos de casa, ¿le preocupa esa situación?

Sí, también. Pero yo como jugador, si lo hace un compañero y ganamos le partido es como si lo hubiera marcado yo.

¿Como delantero es algo especial marcar goles o prefiere que acabe ganando el equipo?

Lo importante es que el equipo gane.

El Málaga CF es de los equipos menos goleadores de la parte alta de la clasificación. ¿Es una característica del equipo?

Todos los partidos son difíciles. Es muy difícil hacer tres o cuatro a cero. Ninguno gana por goleadas. Es una liga muy competitiva.

Pero el Málaga CF ha fichado en este mercado invernal para intentar paliar algunos de sus problemas. ¿Qué opinión le merece que el club se haya reforzado?

Es positivo porque así el técnico tiene más opciones y variedad para decidir. Y bueno, la competición entre nosotros es muy buena también.

¿Conocía a Seleznov de su época en Ucrania?

Lo conocí, pero no jugando al fútbol. Porque coincidió que justo él se fue y yo entré en el Shakhtar Donetsk de Ucrania.

¿Cree que él y usted se pueden complementar o son de perfiles parecidos?

Sí, yo me siento muy cómodo jugando con él, con Harper, con Koné o con quien me ponga el técnico. Mientras que sea jugando, yo juego donde me diga el técnico. Me siento muy cómodo con todos los jugadores.

¿Siendo delantero soñará con marcar el gol del ascenso del Málaga, el que quede para la posteridad en la historia blanquiazul?

Sí, sí. Me gustaría. Pero si le preguntaras a otro compañero seguro que lo diría también. Pero sí, estaría bien.

¿De los rivales que hay por el ascenso, cuál ven más fuerte en el vestuario?

Hay como ocho equipos y pocos puntos de diferencia. Hay buenos equipos y son duros rivales.

Hay una situación que se está dando ahora mismo en La Rosaleda y es que no está acudiendo toda la gente que se espera. ¿Lo están notando?

Sí, lo notamos porque en los primeros partidos es verdad que había más gente. No sé si es por el frío y los horarios, pero puede ser. Pero ésa es una pregunta para la gente, preguntadle las razones.

¿Cómo se puede enganchar a la gente para que llene La Rosaleda cada partido?

Con buen fútbol. Y seguir en la manera que estamos, porque mal no estamos, seguimos ahí arriba. Hay buenos y malos partidos, como todos los equipos. No somos invencibles tampoco.

Hace poco se produjo el trágico accidente del delantero argentino Emiliano Sala. ¿Tuvo la oportunidad de conocerlo? La gente muchas veces ve a los futbolistas como personas que son indestructibles, como si tuvieran un aura especial…

No tuve la oportunidad de conocerlo personalmente ni de coincidir con él, pero sí lo vi por la televisión porque me gusta ver mucho fútbol. Estoy muy dolido por lo que ha pasado. Esto es así, pero es muy triste por él y por su familia. Es una pérdida grande.

¿Entonces, le gusta ver fútbol?

Sí, me gusta ver mucho fútbol. Desde el ascenso hasta Primera. Y las mejores ligas del mundo.

¿Qué delanteros le llaman la atención?

No tengo ninguno específico. Pero me gusta mucho los movimientos del ‘Pipa’ Higuaín. No son mis características, pero sus movimientos me gustan mucho.

¿Qué hace Blanco Leschuk cuando no está entrenado?, qué le gusta hacer fuera del fútbol…

Estoy con amigos, hablar con mi familia. Paso el tiempo tranquilo, jugar a la Play. Me gusta entrenar.

Ahora que estamos acabando, parece usted un argentino un tanto atípico por su timidez…

Sí, soy un poco más reservado. Pero desde pequeño siempre he sido así. No tengo que demostrar nada a nadie ni me gusta mostrar nada de lo que tengo.

Le debe haber sorprendido quizás la gente de Andalucía, que suele ser abierta y alegre.

(Risas) Sí, bueno, yo escucho, no hablo mucho y escucho. En las conversaciones que me gustan me integro, pero me gusta estar tranquilo.