Fue como un pequeño salto en el tiempo de algo más de dos meses y medio, lo que ha transcurrido desde el pasado 4 de diciembre al día de ayer, 21 de febrero. El lugar, los actores y el atrezzo fueron los mismos que entonces. Con una notable diferencia, que esta vez sí hubo juicio.

La jornada en la Ciudad de la Justicia arrancó temprano y BlueBay fue el más madrugador. El séquito de Jamal Satli Iglesias fue el primero en hacer presencia en las dependencias judiciales. Posteriormente llegaría Al-Thani, de nuevo conduciendo su vehículo y asaltado a su llegada por el grupo ecologista que está en contra de la construcción de La Academia en Arraijanal. Moayad Shatat, otro de los actores principales, llegaría casi sobre la bocina, a las 9.30 horas, el momento en el que estaba previsto el inicio del proceso en el interior de los Juzgados.

Antes de arrancar, máxima expectación y tensión. Pero con el pistoletazo de salida, todo siguió su curso. Hubo grandes ausencias, como la de Abdullah Ghubn, que volvió a ser baja como en la pasada edición. En esta ocasión no hubo impedimento legal para celebrarse el juicio y ambas partes expusieron ante el juez Ramón Jiménez León las preguntas que tenían preparadas para el que fuera mano derecha de Al-Thani en esa época. Tampoco acudieron algunos testigos con los que en principio ya no se contaba para esta ocasión.

Al-Thani fue el primero en intervenir en una puesta en escena que se alargó más de una hora. Con un traductor, el presidente blanquiazul no tuvo un rato agradable frente al juez y ante las preguntas de la parte demandante. Luego fue Shatat el que contradijo por momentos la declaración de Al-Thani, lanzó la pelota a Ghubn, al argumentar que era él el que hablaba de temas económicos con el jeque, que él solo abordaba temas deportivos.

Se dio paso a un receso. Y tras él, el presidente malaguista se marchó. En silencio, sin hacer ruido y casi entre sombras. Regateó cualquier declaración a los medios que acudieron, al contrario de como hiciese el pasado 4 de diciembre. No en vano, demasiado había hablado ya el catarí en la sala.

El proceso siguió su cauce y se dilató hasta pasadas las 14.00 horas, cuando el juez anunció que ya estaba visto para sentencia. Las cartas ya estaban jugadas, aunque las sensaciones que desprendían unos y otros «equipos» a la salida eran contrapuestas. La alegría y satisfacción en el bando de Al-Thani contrastaba con la seriedad en el bando BlueBay.

A la salida de la Ciudad de la Justicia, la defensa del presidente declinó hacer declaraciones, mientras que Jamal Satli Iglesias -dirigente de BlueBay- y su abogado, Carlos Arangunen, sí lo hicieron. «Había unas obligaciones de pago del señor Al-Thani, se consiguió hacer los compromisos que había inicialmente de sanear el club y dejar una situación equilibrada y con presupuestos acordes a futuro, de pensar más en mañana que hoy. Hay que esperar a que la Justicia determine. Prefiero no decir lo que pienso sobre la declaración de Al-Thani. Si una persona dice que no sabe a todo, que no sabe, que no sabe... Suena un poco ridículo, con todo el respeto. Supongo que es una estrategia jurídica. Que todo salga bien», finalizó Iglesias.

«Nos ponemos en manos de la decisión del juez y el tribunal. Sólo queda esperar a la sentencia, pero las sensaciones son positivas acorde a lo que demandamos y de cómo se ha desarrollado la vista el día de hoy. Nos hemos encontrado con estrategias procesales distintas, pero lo que vale es el procedimiento principal y esperemos que el juez dicte sentencia», explicó el letrado.