El cronómetro comienza a correr demasiado rápido y en contra de los intereses del Málaga CF. Es evidente que el conjunto blanquiazul ya llega tarde y que hay prisas en Martiricos. Las hay porque la intención es la de subir por la vía directa y porque pocos quieren verse envueltos en un play off de ascenso donde no estarán ni Munir ni N'Diaye, además de la tensión de jugarselo a un todo o nada. Un escenario incómodo que, sin embargo, no debe de hacer perder la perspectiva global.

Los árboles, por el momento, no dejan ver el bosque. Pero la realidad es que la dinámica comienza a ser peligrosa. De los últimos 24 puntos en juego -desde que arrancó la segunda vuelta- el Málaga sólo ha cosechado once puntos. Menos de la mitad de los que ha disputado, lo que invita a pensar que el camino no es el correcto.

Ante esta tesitura, Muñiz está obligado a cambiar el chip, a mover el árbol blanquiazul en busca de soluciones para conseguir buena parte de los 39 puntos que aún quedan en juego. El Málaga de las últimas jornadas, prácticamente coincidiendo con el inicio de la segunda vuelta y contando con los mimbres adquiridos en el mercado invernal, cambió su sistema. Muñiz dejó de contar de salida con dos delanteros, algo que venía haciendo desde el inicio de Liga. Y los resultados no han dado sus frutos.

El Málaga CF parece más rocoso y ha ganado en seguridad defensvia, algo que por otra parte ya tuvo desde que inició la temporada, pero ha bajado sus prestaciones ofensivas. Blanco Leschuk está demasiado solo en el ataque y sólo Adrián, que está teniendo un idilio con el gol interesante con cinco goles en lo que arrancó el 2019, sostiene al equipo ofensivamente.

Muñiz podría volver a los orígenes. Y de hecho, contra Osasuna, se pudo ver a un Adrián más suelto, jugando prácticamente de segundo punta, una posición que le gusta y en la que saca mayor rendimiento. Pero en cualquier caso, debe el Málaga CF salir en busca de los partidos, intentar cosechar los tres puntos y no sestear de salida, como en más de una ocasión ha hecho. Es un reclamo también popular del malaguismo, que el pasado lunes ya le pidió al técnico que fuera más incisivo.

La entrada de Cifu que puede manejar el asturiano para ser más ofensivo. El granadino se deja caer más en el área rival que Iván Rodríguez. Y ofrece más alternativas al juego, aunque sus carencias defensivas con respecto al malagueño le hayan apartado de la titularidad desde hace ya mucho tiempo.

El conjunto blanquiazul tiene ahora tres compromisos en los que debe mostrar su superioridad y sus ganas de ganar. Será contra tres rivales teóricamente inferiores como Numancia, Nástic y Sporting, éste en La Rosaleda Todos ellos antes de visitar Los Cármenes, ante el Granada, donde se decidirá, de nuevo, las opciones reales de luchar por colarse en zona de ascenso directo. El tiempo pasa y el Málaga ya va contrarreloj. Y no vale con verlas venir.