Dicen que son pocos lo que llegan a ser profetas en su tierra. La exigencia suele ser máxima para los que han salido de abajo, los que han hecho carrera y han vuelto para aportar su granito de arena a la causa. Y a Dani Pacheco nadie se lo ha puesto fácil, aunque el cariño hacia el malagueño y la ilusión por su llegada esta temporada fue máxima, y su rendimiento hasta la fecha había estado en estado de solfa. Llegó con uno de los gurús para asaltar el ascenso -tiene tres en su currículum- y no ha sido hasta ahora que ha comenzado a sumar con tangibles.

El domingo, en Tarragona, Pacheco se quitó un peso de encima. Marcó su primer gol como blanquiazul y su tanto, que además sirvió para conseguir los tres puntos. No fue el gol más bonito ni optará al «Premio Puskas» de la FIFA, pero sí es uno de los más emotivos en la dilatada carrera del malagueño. Y es que el de Pizarra estrenó al fin su casillero de goles como blanquiazul, puso fin a la ansiedad y mira al futuro como un jugador nuevo.

Pacheco, nada más marcar, corrió como un poseso hacia el banquillo para fundirse en un abrazo, entre otros, con los «Pichitas». Un síntoma de lo mucho que necesita ese gol y también de en quién se había refugiado.

En el camino queda un año lleno de algunos claros, pero sobre todo de oscuros. Su fichaje tardío, las lesiones o la propia autoexigencia han jugado en su contra.

Pacheco, tras una década como profesional, ha recalado en Málaga CF para intentar poner su granito de arena en la vuelta a Primera. Porque él sabe cómo se hace. Lo vivió en tres temporadas consecutivas en el Betis, Alavés y Getafe. En todos tuvo más protagonismo y continuidad de la que ahora goza. Pero el gol en el Nou Estadi lo puede cambiar todo.

Pacheco, ayer, casi 24 horas después del gol del triunfo sobre el Nástic, lo celebró de nuevo a través de sus perfiles sociales. «De rebote pero muy especial. ¡Gracias a todos!», dijo.

El centrocampista también habló al término del partido. «Había que disparar, creo que era lo oportuno en ese momento. Creo que el disparo iba bien dirigido, pero con ese rebote, llorando o con alegría, ha entrado», explicó sobre su tanto. Debe ser el primero de mucho. Y que Pacheco «haya llegado» para quedarse definitivamente de blanquiazul.