El Málaga CF vivirá hoy y mañana una doble jornada de descanso para empezar, en la jornada festival del Día del Trabajo, a conjurarse para batir el próximo lunes al Cádiz en el Carranza. La desastrosa racha en La Rosaleda, principal culpable de la destitución de Muñiz y del casi adiós definitivo a las plazas de ascenso directo, obliga a puntuar de tres en tres lejos de la Costa del Sol para al menos asegurar una de las plazas de play off.

Las cuentas son bastante claras de cara a esta recta final de la temporada. Después del duelo andaluz en tierras gaditanas, previsto a partir de las nueve de la noche, la escuadra blanquiazul apenas va a tener por delante cuatro partidos. Recibirá en Martiricos al Oviedo, el lunes siguiente a la misma hora; al Zaragoza, en el último fin de semana de mayo; y al Elche, en la última jornada; mientras que apenas le restará un desplazamiento, al complicado feudo del Albacete. De los 18 puntos que todavía quedan en juego, tiene asegurados los del Reus, por lo que descansará el tercer fin de semana de mayo.

Ya no es que sea necesario acumular el máximo número de puntos posibles, sino que La Rosaleda tiene obligatoriamente que volver a ser el fortín que fue para no tirar en estas pocas semanas todo el esfuerzo de la presente campaña. El optimismo recuperado con el debut goleador de Víctor Sánchez en Alcorcón, de repente se ha tornado decepción con el traspié frente a un rival directo como el Mallorca. Este pasado sábado se vio de nuevo a un Málaga CF mucho más vertical del que había mostrado la pizarra de Muñiz, lo que no ha impedido que de nuevo se ponga el acento en ese mal casi endémico este año que es esa falta de acierto ante el arco contrario.

El equipo malaguista tiene para Cádiz al mejor Ontiveros, como él mismo reconoce, pero también contará en la balanza, como aspecto negativo para el duelo del próximo lunes, la posible baja de otro de los puntales del equipo como es Ricca.

Y por detrás tampoco hay más margen para el error. El Deportivo sigue al acecho, con un único punto de desventaja, de un cuadro malaguista que marca otra semana el límite que da derecho a disputar los cruces para alcanzar la tercera plaza de ascenso a Primera. La escuadra gallega visitará Zaragoza el sábado tras doblegar este fin de semana al Numancia en Los Pajaritos (1-2).

Además, el Oviedo llega igualmente pletórico a estas jornadas. También se impuso por la mínima el sábado en Almería (0-1) para situarse a apenas dos puntos de los malaguistas. Los asturianos son además conscientes de que, al tener pendiente el duelo directo con el Málaga CF, dependen ahora de sí mismos para pelear por el regreso a la máxima categoría del fútbol español.

El trabajo que tiene Sánchez del Amo por delante es bastante complejo. Deberá inculcar en la plantilla que la goleada en Santo Domingo no fue un mero oasis para una trayectoria tan escasa en dianas, por lo que la labor psicológica que ya ha demostrado ser capaz de trabajar con destreza puede resultar fundamental. Pero también se tendrá que esforzar en la parte táctica, no sólo en defensa (porque el tanto bermellón fue de auténtico manual sobre lo que no puede ser el dibujo de una de las mejores zagas de la categoría).

El Cádiz ya evidenció en la primera vuelta lo mucho que se ejercita fuera del terreno acerca de las posiciones de los jugadores. Compensa sobremanera la falta de calidad de determinados efectivos en alguna de sus líneas con un dibujo táctico muy trabajado.

De ese choque de pizarras va a poder salir, en gran medida, el futuro de ambos contrincantes. Rivales cercanos pero con trayectorias bien diferentes. Los gaditanos han realizado una travesía durante esta campaña que ha ido de menos a más, con unos comienzos repletos de dudas y un 2019 plagado de alegrías.

Muchos de esos estratosféricos momentos que ha podido vivir la afición amarilla partieron de las botas del ariete venezolano Darwin Machís. Ha sido el gran revulsivo de cuantos refuerzos invernales aterrizaron en la segunda categoría del balompié nacional. Todo lo contrario que ha deparado para el Málaga CF la incorporación del ucraniano Seleznov. Llegó a instancias de Muñiz para poder superar la sequía goleadora que había arrastrado Blanco Leschuk y ha quedado en proyecto fallido.