Dura inauguración del play off de ascenso a Primera División para el Málaga CF. Los blanquiazules no supieron aprovechar ni el buen arranque del partido ni los goles con los que logró, hasta en dos ocasiones, ponerse por delante en el marcador. Los de Víctor vivieron dos partidos totalmente diferentes en los 90 minutos: cara en el primer tiempo, cruz en el segundo.

La puesta en escena malaguista estuvo a la altura de la cita. Los costasoleños empezaron el choque en Riazor tomando las riendas. Mientras, el Deportivo se quedaba replegado, dejando jugar a los rivales, cediendo metros y balón. Durante los primeros compases, la estrategia de los gallegos se limitaba a intentar robar un balón para salir a la contra.

El dominio y el porcentaje de posesión del Málaga en los primeros minutos fue abismal. Adrián era el encargado de equilibrar espacios y orientar el juego y Ontiveros empezaba a asustar a Dani Giménez.

Los de Martiricos aprovecharon la falta de intensidad del Dépor y el gol no tardó en llegar. Poco después de que se cumpliese el minuto 17, Ontiveros regaló a Luis Hernández con la testa.

Pero la alegría y la ventaja no se extendieron en el tiempo. Solo tres minutos después del 0-1, Ricca dio una patada a Simón cometiendo una de esas faltas tontas a evitar, más aún dentro del área. Soto Grado pitó la pena máxima y poco hizo Munir ante el disparo de Carlos Fernández. Acción y reacción, el Dépor despertó del letargo y empezó a cobrar protagonismo.

La supremacía malaguista fue disminuyendo y los de Martí se envalentonaban por minutos, llegó la igualdad en el terreno de juego. Aún así, cuando el Deportivo empazaba a encarar el partido con ligera superioridad, Ontiveros sacó la chistera y silenció Riazor. Desde su banda, el marbellí inició la cabalgada, incluso resbaló, se levantó y tuvo milésimas para pensar hacia dónde enviaba el esférico. Con un derechazo y desde fuera del área, batió a Dani Giménez por la escuadra y colocó el 1-2 que enfrió a jugadores y aficionados deportivistas.

Todo cambió en la segunda mitad, caracterizada por un inicio eléctrico local. El Málaga, además, debía jugar con cautela por las amarillas que ya tenían Keidi Bare e Iván Rodríguez. Los de Coruña llevaban el ritmo y enlazaron varias jugadas peligrosas en las que tuvo que intervenir el guardameta Munir.

El desarrollo del encuentro no hacía presagiar un buen final para los costasoleños. En el minuto 56 y con asistencia de Cartabia, Pedro Sánchez disparó con la zurda hacia la escuadra y devolvió las tablas.

Ontiveros volvió a tener en sus botas un posible gol para el Málaga, de falta, casi a la misma distancia y ángulo del tanto del 1-2, esta vez estrelló el balón en el poste.

Con esa ocasión perdida llegó el vendaval atlántico que acabaría con la abultada victoria del club deportivista. Los de Martí dieron la vuelta por completo al partido e hicieron de menos al Málaga, que acusó la pérdida de solidez en defensa y organización en la creación de juego en la medular. Tampoco lograron mantener la posesión como en la primera mitad y el Dépor fue el que marcaba los tempos de la primera fase de esta eliminatoria de semifinales.

El cambio de chip de los gallegos pasó también por la mejoría de Fede Cartabia y Borja Valle en labores ofensivas. El argentino asistió a Carlos Fernández para el 3-2 y el extremo de Ponferrada burló a Munir al colarle el esférico en el hueco del palo derecho en el 4-2. Con un balance de tres goles encajados en poco más de 25 minutos, el Málaga quedó totalmente noqueado, perdido, desorganizado.

A sabiendas de que la hazaña deberá rozar la épica, dentro de dos días el Málaga volverá a casa para pelear por el deseado ascenso con el aliento de los suyos. Difícil, aunque nunca imposible.