Con la visita del Málaga el pasado miércoles al campo coruñés de Riazor, los de Víctor Sánchez del Amo vieron cómo se frenaba en seco su gran racha a la vez que se complicaba el ansiado ascenso a Primera División.

Una derrota de estas características siempre es un golpe difícil de encajar. Pese a todo, desde que el colegiado dio por finalizado el encuentro, los aficionados del conjunto blanquiazul comenzaron su particular campaña de positivismo y confianza para convertir el partido de vuelta en La Rosaleda en uno de esos choques que rememorar durante años.

El varapalo del 4-2 no ha mermado la esperanza y la euforia de la afición. Tal es así que la misma madrugada del miércoles al jueves, horas después del partido, decenas de malaguistas se dieron cita en el aeropuerto de Málaga para arropar al equipo en su regreso a casa. El chárter aterrizó sobre las 02:00, y media hora después la terminal de llegadas se inundó de cánticos y vítores para la expedición. Con asombro e ilusión, Ontiveros, Adrián, Ricca y el míster se acercaron a agradecer el incondicional apoyo.

El Málaga tiene la capacidad suficiente para encarar al Deportivo de Martí con superioridad, al menos así lo demostraron durante los primeros 45 minutos en Riazor. Y aunque fallase el plan en la segunda mitad, Víctor Sánchez del Amo ha reafirmado en distintas ocasiones que sus jugadores afrontan todos los partidos con enorme exigencia y concentración. Justo eso es lo que necesitarán mañana los blanquiazules para dar un giro a la eliminatoria en su estadio.

Otro punto a favor para el Málaga CF de Víctor es la eficacia goleadora en casa. Exceptuando el 0-1 que logró el Mallorca en Martiricos, el equipo costasoleño se ha impuesto por 3-0 al Oviedo y Elche y 3-1 al Zaragoza. Cualquiera de esos resultados harían que los de Martiricos pasasen a la siguiente para enfrentarse al ganador de la eliminatoria entre Albacete y Mallorca.

Aroma de gran noche

Las citas más importantes del Málaga CF han empezado en la avenida de la Palmilla varias horas antes del pitido inicial de La Rosaleda. En el ADN malaguista está animar al equipo en las buenas, pero también dar una inyección de moral en las malas, cuando parece que está todo perdido.

Un ejemplo de ello fue aquella noche del verano de 1998 ante el Terrassa. El equipo entrenado por Ismael Díaz, y en el que militaban los Rafa, Roteta, Basti, Quino, Guede, Merino, Larrainzar o Movilla, necesitaba ganar por tres goles de diferencia ante los catalanes. Gracias al empuje de los futbolistas y de la afición, sumado al empate del Talavera ante el Beasain, el Málaga ascendió a Segunda División.

El Oporto también fue otra víctima de los zarpazos de La Rosaleda. La magia de la Champions League hizo que el club dirigido por Manuel Pellegrini lograse remontar el 1-0 de Portugal con dos tantos de Isco y Roque Santa Cruz. El lleno absoluto de las gradas de Martiricos fue más que nunca el jugador número 12 del Málaga.

Con el indeleble recuerdo de estas noches de fútbol, la Grada de Animación ha lanzado una iniciativa con la que llevar en volandas al club hacia la remontada. Miles de seguidores se reunirán mañana a las 19:00 horas en la recta de Tribuna, junto a la tienda oficial, para arropar al autobús del equipo en su llegada y hacer que atraviese una ola de banderas, bufandas y camisetas blanquiazules.

La afición está volcada, desde el miércoles no quedan entradas y los futbolistas han manifestado en redes sociales que lo darán todo para conseguir el objetivo. Los ingredientes para una noche épica ya están sobre la mesa.