Lo ocurrido sobre el césped no calmará esta vez la marejada institucional en la que se ve envuelta el Málaga CF. El conjunto blanquiazul sumó su segunda derrota consecutiva en el derbi andaluz contra el Almería, lo que deja otra semana muy, muy larga y tensa hasta el próximo encuentro. Un solitario tanto de Sekou a los nueve minutos de partido y frenar las tímidas acometidas locales le fue suficiente a los de Pedro Emanuel para asaltar La Rosaleda y dejar más tocado anímicamente al cuadro de Martiricos. Sin duda, el compromiso y lo que sean capaces de aguantar esta plantilla y cuerpo técnico marcará el devenir de la temporada.

Una plantilla corta de efectivos, lastrada por la ausencia de los internacionales e intentando abstraerse de todo lo que rodea a la entidad no dio más de sí para sacar algo positivo ante el «nuevo rico» de la categoría. Dos equipos que han vivido un verano totalmente opuesto y que al final se acabó reflejando sobre el césped para que los visitantes se llevasen los tres puntos de la Costa del Sol.

Pocas críticas puede haber cuando los jugadores lo dan todo sobre el campo y se ven superados por el rival. Una vez más el compromiso de los hombres que pisaron el césped con la elástica blanquiazul no fue el problema, pero cuando no te llega para más, culpar a los futbolistas es difícil.

El conjunto almeriense, candidato a todo desde que el jeque Turki Al-Sheikh comprara el club este verano e hiciera un gran desembolso en fichajes, salió decidido a por los tres puntos y se los llevó. Aún así, la primera ocasión clara del partido fue para el Málaga, pero Adrián la mandó fuera con todo a placer. Y del «¡Uy!» en la portería rival se pasó al tanto de Sekou que ponía por delante al conjunto rojiblanco. A los nueve minutos, los de Víctor ya marchaban por detrás tras una gran jugada colectiva de los visitantes que culminó el delantero senegalés. El VAR tardó en confirmar la posición legal del ariete, pero el tanto acabó subiendo al marcador.

El centro del campo del Málaga CF, con la baja de Keidi , no funcionaba. Rolón, amonestado ya, y Boulahroud no eran capaces de sostener al equipo en defensa ni crear fútbol de ataque. Solo a base de balones largos a Sadiku el equipo costasoleño conseguía generar algo de peligro.

Había que hacer cambios y Víctor no esperó más allá del intermedio. Hugo y Pacheco sustituían a Renato Santos y Rolón. El equipo pasó a jugar con tres centrales y Juankar y Cifu de carrileros. Así, el Málaga comenzó a dominar, sin embargo, la mejoría no se tradujo en ocasiones claras. El conjunto blanquiazul llevaba la iniciativa en este segundo acto, pero era incapaz de doblegar a la zaga rojiblanca. Los centros laterales, única manera en la que el cuadro albiazul llegaba a las inmediaciones del área contraria, morían una y otra vez en los pies o cabezas de los zagueros visitantes.

Si por algo se caracteriza este equipo es por no rendirse hasta el último aliento, no obstante, la falta de gol y de ideas en ataque sigue estando patente. Hoy ya pudo iniciar el partido con un «9» puro, Sadiku, pero Fernando, el meta rival, no fue exigido más que en un par de veces en los 90 minutos y así es complicado ganar o ni siquiera lograr un empate.

Tras lograr cuatro puntos en el inicio liguero, el Málaga encaja su segunda derrota consecutiva y sigue sin conocer la victoria en casa. Esto es muy largo, ya tenemos la experiencia de la temporada pasada, pero algo debe cambiar para que esta temporada no se convierta en una continua agonía. Próxima parada: Mirandés en Anduva. No queda otra que seguir remando. Por cierto, nuevo 10 para la hinchada blanquiazul, que se dedicó únicamente a alentar a sus jugadores y dejó las protestas contra Al Thani y la directiva para las paradas para hidratación y la manifestación anterior al choque.