Al término del encuentro del pasado sábado frente al Cádiz CF, en el que el Málaga consumó una nueva derrota que lo mantiene en puestos de descenso, el técnico blanquiazul reiteró que sus jugadores deben tener «la cabeza bien alta». Además, se mostró una vez más firme en su postura, alegando que «hay que insistir, tener fe porque siguiendo por este camino nos tiene que cambiar la racha para que lleguen resultados de victoria».

Mantenerse positivo frente a las adversidades resulta crucial para el plantel malaguista, sobre todo para que el equipo no sufra una crisis psicológica añadida a la deportiva. No obstante, el tiempo apremia , corre en contra de los intereses del club. La racha del Málaga tiene que cambiar de inmediato. En las tres próximas jornadas de Segunda División, el conjunto costasoleño tendrá tres importantísimas pruebas en las que se juega el rumbo de la temporada. Hablamos de Deportivo, Real Oviedo y Ponferradina. De estos futuros rivales, dos se encuentran en condiciones similares al Málaga y el restante, aunque ha comenzado con muy buena dinámica, es un recién ascendido cuyo primer objetivo es la permanencia. Con los puntos que han sumado gallegos y asturianos, siguen coqueteando con la parte baja de la clasificación de LaLiga SmartBank, mientras que la «Ponfe» se mantiene en la parte media de la tabla, con tres derrotas, tres victorias y cinco empates.

Aunque ya todos conocemos lo larga y que se hace una temporada de 42 jornadas de competición en la categoría de plata, lo cierto es que estamos rozando el final del primer tercio del torneo. Hay tiempo y margen de mejora, sí, pero también es necesario que el equipo dé un paso hacia delante porque en menos de un mes las cuentas podrían empezar a no cuadrar.

En un cálculo aproximado, teniendo en cuenta cómo estuvo cotizada la permanencia la pasada temporada, el Málaga debería alcanzar o rozar los 15 puntos de aquí a la jornada 14. Es decir, que con los tan solo ocho puntos que se han logrado hasta el momento, habría al menos que ganar dos de los tres próximos enfrentamientos. El domingo, visitará Riazor para medirse ante un Deportivo que lleva un camino muy similar al del Málaga. Descendieron juntos, estuvieron a punto de ascender y ahora llevan un inicio de temporada muy irregular. Paradójicamente, estos dos equipos que a día de hoy son último y penúltimo en LaLiga SmartBank, hace tan solo cinco meses se enfrentaban por un puesto en la máxima categoría del fútbol español. El conjunto coruñés, además, ha cambiado recientemente de entrenador. La semana pasada destituyeron a Anquela y en su lugar ha llegado Luis César Sampedro. Con estos precedentes, el duelo de este domingo se antoja de enorme importancia y complicación para los dos equipos.

Para la vuelta a La Rosaleda, el Málaga recibirá a un Oviedo lanzado tras lograr imponerse por 1-2 ayer en el Carlos Belmonte. Esta próxima semana, los asturianos recibirán el casa a un Girona que roza los puestos de play off. El último rival de esta particular tourné será la Ponferradina. Un recién ascendido peligroso y que lleva ya sumados un total de 14 puntos.

Doble descanso

Quizá con conocimiento de causa de los complicados encuentros que están por venir, el cuerpo técnico del Málaga ha decidido dar dos días de descanso a los jugadores para que se recuperen física y mentalmente del choque del sábado ante el Cádiz. Siempre que el calendario lo permite, el entrenador madrileño opta por dar 48 horas de descanso a los suyos. Por ello, los de Víctor Sánchez del Amo no entrenaron ayer ni tampoco lo harán hoy. Ya mañana por la mañana, los jugadores blanquiazules volverán a entrenarse en el Anexo de La Rosaleda con la mente puesta en el choque del domingo en Riazor.