El Málaga se quita una enorme losa que llevaba arrastrando más de dos meses. El conjunto blanquiazul recuperó la sonrisa tras llevarse tres puntos vitales de Riazor y romper así una racha de 10 jornadas consecutivas sin conocer la victoria. Y lo hizo en el estadio donde comenzó la pesadilla allá por el mes de junio en el play off de ascenso a LaLiga Santander. Inmejorable escenario para frenar la sangría, comenzar a cicatrizar heridas y remontar el vuelo en una temporada tan complicada como la que están viviendo los de Martiricos.

Los de Víctor Sánchez del Amo hicieron un partido completísimo, de los mejores del curso, y ante un rival nervioso en una situación similar, ahora peor, a la que viven los malagueños. Fueron mejores de principio a fin, apenas sufrieron en su propia área y en la contrario volvieron a perdonar innumerables ocasiones que volvieron a acercar viejos fantasmas. Pero en esta ocasión los puntos no se escaparon y volvieron de vuelta a la Costa del Sol. Mikel Villanueva abrió el camino a la victoria y Sadiku, tras un error garrafal de Dani Giménez, guardameta rival, certificó un triunfo que da vida y moral al Málaga.

El cuadro malagueño entró al partido mejor que los de Luis César Sampedro. Dominaron los primeros compases y Sadiku tuvo la primera acción de peligro, pero se escoró con el control y remató flojo a las manos de Dani Giménez. Pasaban los minutos y el público de Riazor empezaba a impacientarse con los suyos y eso jugó en favor de los de Víctor. Los coruñeses estaban realmente nerviosos y los costasoleños, sin grandes alardes, ese encontraban muy cómodos en el partido.

Primer tiempo muy serio de un Málaga que apenas sufría. Munir no tuvo que intervenir en toda la primera mitad. El equipo estaba bien, controlaba la situación y cuando el encuentro se acercaba al descanso llegó el premio del gol que ya merecía. El tanto vino de estrategia. Renato para remachar al fondo de las mallas y poner en ventaja al Málaga. Gol en el momento perfecto para llegar en una situación inmejorable al intermedio y tensar aún más a la parroquia local.

Y nada más salir de vestuarios, Cristo tuvo una doble ocasión para poner más tierra de por medio y encarrilar el encuentro. Recortó a la perfección dentro del área y su disparo lo repelió Dani Giménez. Y en la segunda acción, su tiro ajustado lo volvió a despejar el meta rival. Ahí estuvo el 0-2.

Avanzaba el segundo tiempo y el Dépor apretó en busca del empate. Por momentos sufrió el Málaga el empuje local, pero supo resistir los minutos de agobio para matar el partido en el tramo final.

Perdonaba y perdonaba el Málaga, pero esta vez no lo pagó. A la tercera clara que tuvo Sadiku en las postrimerías del choque, sentenció el partido. Hasta en dos ocasiones, solo ante Giménez, no fue capaz de hacer el 0-2. La primera la echó fuera por muy poco y en la segunda el meta rival le detuvo sin problemas una definición muy tímida. Pero a la tercera no falló. Eso sí, a puerta vacía tras una «cantada» terrorífica del portero local. Midió mal su salida fuera del área de cabeza y dejó el balón en bandeja al albanés para que rematara el choque con la cabeza y sin oposición. Volvió a sonreír el Málaga, que se quita un enorme peso de los hombros, como se pudo comprobar con la piña que formaron los blanquiazules tras el pitido final.

Victoria vital para el cuadro malagueño, que vuelve a ganar después de 10 partidos sin hacerlo y que ahora deberá recibir en La Rosaleda a un Oviedo que pelea también en estos momentos en la zona baja de LaLiga SmartBank. El conjunto blanquiazul alcanza los 11 puntos tras las doce primeras jornadas y ahora deberá ganar por primera vez en su estadio en lo que va de curso para confirmar su mejoría de juego y resultados y respirar aún más en la tabla.