Qué victoria más importante. Qué necesario era ganar, tanto a nivel deportivo, como para calmar, aunque sea un poco, las turbias aguas que corren por Martiricos. La etapa de Pellicer en el banquillo blanquiazul no pudo empezar de mejor manera, con un triunfo en La Rosaleda que hace respirar en la tabla al Málaga CF. Antoñín anotó el único tanto a los dos minutos de partido y, esta vez sí, con el mismo sufrimiento de siempre, el conjunto costasoleño consiguió aguantar el resultado durante 90 largos minutos para sumar una victoria vital después de tres empates consecutivos.

Había que ganar como fuera, objetivo cumplido. El encuentro venía marcado por todo lo ocurrido durante la pasada semana con la destitución de Víctor Sánchez del Amo, lo que terminó por incendiar a parte de la afición, que no entró al estadio hasta los 39 minutos de partido.

Sumar tres puntos era de obligado cumplimiento, y el partido no pudo empezar mejor. Sin tiempo casi para sentarse en los asientos, Antoñín adelantaba al conjunto malagueño. Juanpi disparó a portería desde fuera del área, tras una gran asistencia al primer toque de Sadiku y el de La Palmilla apareció en el segunda palo para mandar el rechace al fondo de la red. Los blanquiazules necesitaban, hoy más que nunca, un comienzo así.

La situación estuvo totalmente controlada durante los primeros 45 minutos. La Ponferradina apenas merodeó al área de Munir mientras el Málaga seguía controlando el choque. Eso sí, con una renta mínima que dejaba el resultado en el aire. Con los boquerones dueños y señores del partido, cerca estuvo Juankar de juego. Primera muestra del trabajo de pizarra de Sergio Pellicer. Córner ensayado botado por Pacheco bombeado al segundo palo, donde apareció libre de marca Juankar y la estrelló en el larguero. A punto de hacer el tanto que hubiera dado aún más tranquilidad a los locales.

Acto seguido, en el minuto 39, irrumpía en el interior de Martiricos la Grada de Animación, que estuvo congregada frente a la Puerta 0 del estadio, con gritos contra Al-Thani y de apoyo al destituido Víctor. Así, sin más noticias sobre el verde, se llegó al tiempo de descanso.

La salida de vestuarios no fue ni mucho menos parecida al inicio del choque. El Málaga fue un equipo mucho más contemplativo, especulando con la corta ventaja en el marcador. Y así dejó que los bercianos se lo creyeran y empezaran a crear peligro sobre la portería de Munir.

La sensación comenzaba a ser similar a la del último encuentro en casa frente al Lugo. Los de Pellicer no sufrían en exceso, pero la intranquilidad era cada vez mayor con una «Ponfe» cada vez más encima y a solo un tanto del empate. Eso también lo tuvo que percibir el nuevo entrenador blanquiazul, que dio entrada a Benkhemassa por Juanpi para reforzar la medular en el ecuador del segundo acto.

Supo sufrir esta vez el Málaga, y de qué manera en el tiempo de descuento, donde una intervención de Munir a remate de Asier Benito y un centro al área en las postrimerías del choque enmudecieron a una afición que tenía muy presente como se escaparon dos puntos en el último encuentro en La Rosaleda.

Esta vez, los blanquiazules resistieron, con debut de Sergio Buenacasa incluido en los últimos compases, y se llevaron un triunfo que sabe a gloria y que deja a los costasoleños cuatro puntos por encima de los puestos de descenso, a falta de que jueguen el resto de rivales de la zona baja de la tabla en esta 23ª jornada de LaLiga SmartBank.

El periplo de Sergio Pellicer en el banquillo no puede ser mejor, con un triunfo que seguro sirve para apaciguar algo los ánimos por Martiricos. Sin tiempo para celebraciones, los futbolistas blanquiazules deben comenzar a centrarse desde ya en el encuentro del viernes en Fuenlabrada. Ya son siete jornadas sin perder. Que siga la racha.