Una década perdida es un tiempo de estancamiento económico, un término que ha surcado América Latina, Japón, la propia Gran Bretaña en su época de posguerra y que se puede aplicar al Málaga de Al Thani. El viernes 21 de febrero de 2020, el Málaga CF cerró su particular década perdida.

Diez años después de su llegada y de adquirir el club por 30 millones de euros (deuda de 14 incluida), el jeque catarí Abdullah Bin Nasser Al Thani, así como el resto de su familia, fue apartado del sillón de la presidencia por orden de la jueza titular del Juzgado de Instrucción número 14 de Málaga.

Un empresario, aficionado al fútbol y a los caballos, que aterrizó para elevar a las alturas al Málaga CF, salvarlo de su deuda y ponerlo en la élite del fútbol mundial. Y así fue -al principio-, porque el equipo costasoleño tocó la gloria al jugar la Champions y clasificándose hasta cuartos de final, rozando las semifinales en ese final del partido maldito en Signal Iduna Park.

El jeque dejó de invertir en la temporada 2012-13, comenzaron los impagos y la UEFA sancionó al club con una multa que le impidió volver a jugar Europa y comenzó un sendero de espinas que acabó con el descenso en la campaña 2017-18.

Al Thani hizo y deshizo a su antojo llegando a tener hasta seis directores deportivos: Sandro Sierra, Antonio Fernández, Mario Husillos -tuvo dos etapas en el club-, Francesc Arnau, José Luis Pérez Caminero y el actual Manolo Gaspar.

Sin embargo, no solo no cosechó éxito sobre el verde, sino que los proyectos empresariales que trajo con su llegada a España tampoco dieron los frutos esperados.

El proyecto deLa Academia nunca vio la luz, los terrenos de Arraijanal -lugar donde debían construirse los campos para las categorías inferiores- se encuentran abandonados, son el símbolo de la dejadez y falta de inversión por parte de la familia Al Thani. Nunca hubo Academia, tampoco puerto de La Bajadilla.

Abdullah Bin Nasser Al Thani quiso reconvertir el puerto pesquero de Marbella y dotar a la ciudad de más lujo, una inversión millonaria y que tenía como objetivo la construcción de un espectacular dique con capacidad para albergar enormes navíos.

Jamás se llevó a cabo porque el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) anuló la licitación de los terrenos a la sociedad Nas Marbella -empresa del jeque Al Thani- por falta de solvencia.

La década Al Thani quedó en nada y quedará para siempre recordada por unos últimos cuatro meses de escarnio social, caos empresarial y la llegada del último director general, el estadounidense Richard Shaheen.

Falta de compromiso, poca credibilidad ante las instituciones y despidos de profesionales que durante años -muchos más que los que el jeque ha estado presidiendo la entidad- han defendido el escudo y los colores de un Málaga que acabó sumido en un cuento de terror y dirigido a través de redes sociales.

El jeque llegó como un Dios y ha acabado siendo excomulgado de su propio templo, aunque dejando un reguero de víctimas, un incendio sin apagar y dándole a José María Muñoz, el nuevo administrador judicial que se ha hecho cargo de la empresa, trabajo para evitar que el Málaga CF tenga el mismo destino que el que ha vivido quien fuera durante 10 años su presidente.